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LÁGRIMAS DEL CORAZÓN

                  con un hombre recto cuyo único mérito es haber seguido a ese
                  Profeta?
                      Shams al – Tabrizi contestó tranquilamente:

                      - ¿Por qué entonces Bayazid suplicaba a Allah para que
                  haga su cuerpo tan grande que llene el Infierno entero, sin dejar
                  sitio para los malhechores? Dijo también: “¡Mi gloria es grande!
                  ¡Me glorifico!” – después de haber sido testigo de unas pocas
                  manifestaciones divinas, mientras que el Profeta, que Allah le
                  bendiga y le de paz, pedía más con mucha humildad aunque
                  había sido testigo de incontables manifestaciones divinas?
                      Aquella explicación le llevó a Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) al último punto
                  sobre el cual la razón podía ayudarle, y le fue imposible contestar
                  a la pregunta desde su estado de consciencia. Entonces Shams le
                  dio otro empujón con el arma de la experiencia Divina. Lo que
                  estaba más allá de eso era el mundo ilimitado de la Presencia de
                  Allah. De esta manera Shams llevó a su interlocutor, inconsciente
                  de su estación espiritual, al viaje hacia los horizontes del mundo
                  espiritual.
                      Bajo el impacto de este repentino salto hacia adelante, Rumi
                  (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) contestó lo siguiente, como si fuera un asunto de una
                  ciencia externa o racional que hubiera aprendido:

                      - Las palabras de Bayazid con las que se había alabado fueron
                  la expresión de la saturación de su sed espiritual a causa de las
                  limitadas manifestaciones divinas. Por lo tanto, no necesitaba más.
                  Entró en un estado de éxtasis. El océano no tenía límites, pero
                  esa fue la cantidad que podía manejar. Por otro lado, el Profeta
                  Muhammad, que Allah le bendiga y le de la paz, fue bendecido
                  con el secreto que expresa la ayah “¿Acaso no te hemos abierto
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