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LÁGRIMAS DEL CORAZÓN
Eflaki, un historiador contemporáneo, dijo que el ataúd en
el que estaba el cuerpo de Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) se rompió a causa de la
multitud seis veces, y seis veces tuvo que ser cambiado. El funeral
empezó al mediodía, pero llegó al cementerio al anochecer.
El Doctor Ekmeludddin exhortaba a la gente:
- ¡Comportaos, por favor! Es un funeral. Quien está en el
ataúd es un hombre como vosotros.
Tal como lo pidió Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) en su última voluntad, sheij
Sadruddin Konawi iba delante del ataúd y se esperaba que dirigiera
la salah fúnebre, pero no podía controlar el llanto, y estaba a punto
de desmayarse. Tuvo que apartarse del cortejo, y tomó su lugar el
juez Sirayuddin, quien dirigió la salah.
Rumi (ﻩﺮﺳ ﺱﺪﻗ) resumió su vida en la expresión: “Estaba crudo,
fui cocido y fui quemado”. En otra ocasión, lo ilustró de la
siguiente manera:
“Estaba muerto, pero he revivido,
era una lágrima, pero me he convertido en una sonrisa.
Me sumergí en le océano del amor,
y alcancé la felicidad eterna.”
El poeta Yunus Emre expresó esto mismo con las siguientes
palabras:
“El cuerpo es transitorio, pero el nafs es eterno.
Los que fueron por delante de nosotros, no volverán.
El nafs no muere.”
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