Page 305 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González



               El viejo Wilmer se demoró una hora en traer el brujo, rezandero o chaman, tan pronto
            llego, me aplico una gran cantidad de pomadas, emplastos de hierbas, aceites y men-
            jurjes, hizo un ritual especial con todo y danza, me dio a beber una sustancia con yagé
            yagé, que me adormeció todo el cuerpo por un espacio de 12 horas, me mantuvo aisla-
            do entre un toldillo que instalo, me puso a tomar mucho líquido y sin luz a mi alrededor.
            Al cabo de estas 12 horas y en medio de sudores, convulsiones y ardor en el pie como
            un demonio, la llaga fue desapareciendo. Como cosa curiosa, les cuento, estimados
            lectores y lectoras que, en el centro de la herida provocada por la mordedura de la cu-
            lebra, salía espuma espesa de color blanco, como cuando usted echa en un vaso de
            agua dos alka-seltzer, si no hubiera actuado Wilmer como actuó, yo habría perdido, no
            solamente el pie sino la pierna.


               El “curandero-brujo-chaman”, después de la crisis, me dio el parte de victoria sobre
            el veneno, sin embargo, duré 4 días en convalecencia, con la ayuda de la tía Leonor y
            de Wilmer mi asistente en el hotel, fui al hospital de la armada para el reconocimiento
            de un médico, quien se quedó aterrado de la forma como este brujo me había atendido,
            fue oportuna y excelente.


               Les cuento que el susto fue berraco y lo más frustrante, lo que más me dolió, fue el
            actuar de Hugo Orlando, disque mi familia, ya que no se quiso dar por enterado. Mi cu-
            ración fue gracias a Dios y a la ayuda incondicional de la tía Leonor y Wilmer.














































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