Page 333 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González


                                   FRASES Y DICHOS


                                    QUE APRENDÍ DE



                                            MIS PADRES





               Cuando nos sentábamos a la mesa a desayunar, almorzar o comer y me servían
            secos o sopas que no me gustaban, antes de que mi madre trajera el “fuete”, para obli-
            garme a comer, mi padre le decía: “Mija, déjelo, no lo obligue que el hambre lo hará
            comer y el sueño lo hará dormir”


               Cuando mi padre discutía con mi madre, mi padre siempre gritaba, disque para que
            mi madre le tuviera respeto: “Conmigo… pan y cebolla”


               Cuando mi padre veía que mis actuaciones o comentarios eran injustos, decía: “Mijo,
            Beto, esa no es la mama del chivo”


               Cuando mi padre discutía con alguien acaloradamente y empezaban a decir grose-
            rías, la máxima ofensa que mi padre le decía a la otra persona era: “Viejo(a) patirraja-
            do(a), gran pendejo o gran pendeja”


               Para enseñarme la organización que debía tener con mi ropa, juguetes y útiles esco-
            lares, siempre me decían: “El orden es la luz en la oscuridad”


               Para que no me angustiara, acelerara o desesperara, en el diario vivir, mis padres
            siempre me decían: “Recuerda Beto, que cada día trae su afán”

               Cuando la gente lo maltrataba a uno, o le hacían maldades, mi madre me decía: “Dé-
            jelo mijo, allá lo vera con Dios… si acaso se ve con el”


               Para darle a uno ánimo, en cualquier circunstancia, mi madre siempre me decía:
            “Beto, no importa que el de adelante corra… con tal que el de atrás no se canse”


               Cuando la compra de ropa y zapatos se ponían largas y cansonas, mi padre, para
            que saliéramos rápido del almacén, siempre me decía: “Deje de sobar tanto… que
            eso caminando rápido… no se nota”


               Cuando me regalaban bizcochos o bocadillos o cualquier clase de comida y no la
            consumía inmediatamente, sino que la guardaba para más tarde o para el otro día, mi
            madre me decía: “Beto, el que guarda manjares… guarda pesares”





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