Page 334 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



               Cuando tenía una situación o problema grave y  no quería enfrentarlo para
            su solución,  mis padres me dijeron:  “Siempre agarre el toro  por  los  cachos”


               Mi madre, para enseñarme lo días que tienen los meses del año, me decía: “30 días
            trae noviembre, con abril, junio y septiembre, 28 solo trae uno y los demás 31”


               Cuando mi padre encontraba a mi madre de mal genio y vaciándonos por todo, me
            decía para que oyera mi madre: “Beto, nunca se le olvide, entre más bravo el toro,
            mas buena es la corrida…”


               La abuelita Emelina, fumándose su cigarrillo piel rioja sin filtro, me cogía los dedos de
            la mano y me decía: “Este compro un huevito (el meñique), este lo cocino, este le
            echo sal, este lo revolvió… y este pícaro gordo… se lo comió”, y me restregaba el
            dedo gordo en el ombligo.


               Cada vez que me caía y había raspaduras y sangre en las rodillas, nariz, boca o co-
            dos, para que no llorara, mi madre me decía, imponiendo sus manos sobre las heridas:
            “Sana que sana… culito de rana”


               Cuando mi padre se demoraba en las noches para llegar a la casa, mi madre a cada
            rato se asomaba a la ventana del segundo piso y me decía: “A su papa al salir del
            trabajo, lo cogieron los matachines”

               Cuando nos invitaban a una reunión, donde la familia de alguno de los dos, mis padres
            siempre me dijeron: “Aunque vas donde tu hermanito… siempre sorbe el caldito”


               Cuando se reunía con sus amigas, mi madre siempre decía: “Los hijos de mis hi-
            jas… mis nietos serán… los hijos de mis hijos… quien sabe de dónde vendrán”


               Que yo me acuerde, tendría entre 8 y 9 años (1961), mis padres repetían cons-
            tantemente las siguientes frases,  dichos o recomendaciones,  insistían mucho para
            que uno las aplicara, así lo hice y me dieron resultado, ese par de viejos eran sabios:


               •  “Lo que es para uno… así este en el fin del mundo…!”
               •  “Mi marido o mi esposa, ni se muere ni se alienta… y con tanto que se ha
                  gastado…”
               •  “Ni el enfermo quiere… ni hay que darle”
               •  “Va’pa emborracharnos…?”
               •  “Eso es chicharrón que no da manteca”
               •  “A esa persona le falta pelo pa’ moño”
               •  “El no, está fijo, debemos buscar el sí”
               •  “La peor diligencia… es la que no se hace”
               •  “Lo que se hace con amor… ni cansancio da”




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