Page 336 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
… Y PORQUE ME
GUSTA EL TRAGO...?
Así no me crean, me dedique a realizar un estudio exhaustivo y profundo para encon-
trar la respuesta de esta pregunta. Después de mucha investigación en laboratorios y
de campo, por fin lo logre. Definitivamente, el gusto por este vicio, que es tan delicio-
so, agarrado y agradable, complicado mas no imposible de dejar, es genético, según
diagnóstico definitivo de mis psicoterapeutas y consejeros de la función la Luz, donde
estuve matriculado para tratamiento por espacio de un año.
Cuando mis padres me engendraron, después de 4 años de matrimonio, a mi madre
solo le aguantaba en su metabolismo, el brandy Domecq, presentación de media bo-
tella, y aunque ustedes, mis estimados lectores y lectoras, no lo crean, yo sí, porque
mi propia madre me contó este dato, tenía que ser brandy de esa marca y no se podía
pasar de esta dosis. Cada vez que le daba malestar o hambre, debía aplicarse sus “co-
pitas” de brandy y era lo único que le aguantaba el estómago, cuando comía o tomaba
otra cosa, lo vomitaba inmediatamente. Los médicos y Emma de Prieto (mi enfermera
partera), estaban asombrados y no tenían explicación para tal comportamiento del or-
ganismo de mi madre, porque tan pronto me trajo al mundo, le cogió fastidio al trago y
jamás en su vida se volvió a tomar uno, yo me los tome por ella.
Imagínense ustedes, durante nueve meses de gestación, pasaron “lamparazos” o
tragos de brandy ventiados, por el cordón umbilical, pues al bebe, o sea yo, le quedo
gustando, no le parece lógico…? Ahora si me comprenden…? Por eso, para seguir
disfrutando de este libro, que tal si nos tomamos uno medidito, charladito, con buena
compañía, buena música y controladito, Ahh…! Que ricooo…! Salud… chin-chin…
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