Page 341 - Biografia
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Jorge Humberto Barahona González
A QUE EDAD ME DIGNE
A DEJAR EL TETERO…?
A la edad que me dio la gana, 8 años y medio, era un problema para mi madre, pero
porque algunos de la familia y algunas amigas de ella, siempre le restregaban en la
cara: “Blanca, como es posible que Beto, un muchacho tan grande, cuando llega
de jugar en la calle o del colegio, lo primero que hacer es pedir el tetero…?” Pues
sí, ese tetero debía tener jugo, Maizena, Milo, aguadepanela sola o con leche, en mi
frasco y chupo preferido. En vista de tanta presión, mi madre me empezó a llevar a psi-
cólogos, mentalistas, terapeutas y a todo profesional que pudiera quitarme la adicción
o trauma que yo tenía por el tetero en frasco y chupo a toda hora, según ella.
Un buen día, le comento a mi tía Alicia y ella como siempre, pensando en mi bienes-
tar, le aconsejo, bendito sea Dios, llevarme a donde mi pediatra de cabecera, el doctor
Mendoza que si era experto en la materia. Ya en el consultorio, en la primera consulta,
sin vaciadas, con el acompañamiento de mi ángel de la guarda de toda mi vida, la tía
Alicia, nos entrevistaron con mi madre para que me quitaran el mal habito. El médico le
pregunta a mi madre:
“Doctor: Señora blanquita, a usted le gusta su marido…?
Blanca: Si doctor, claro que si
Doctor: A usted le gustaría que yo se lo quitara…?
Blanca: No doctor, como se le ocurre
Doctor: Eso es doña Blanquita, eso pasa con este muchachote, porque le van a
quitar lo que más le gusta, por lo tanto, dejemos al niño que deje su tetero cuando
a él le dé la gana”
Y así fue, poco me gustaba ir al médico, pero a donde el doctor Mendoza, que arreglo
mi vida, volví varias veces. Benditos sean la tía Alicia y el doctor Mendoza, ya que mi
vida siguió tranquila y hasta que el chupo del tetero tuvo un hueco bien grande, ahí si
me dio la gana de dejarlo. Con el asombro de todos, yo mismo bote el frasco y el chupo,
como tenía 8 años y 6 meses de edad, ya era grande para tomar esas trascendentales
decisiones.
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