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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar
LOS $50.000 PESOS
DEL CIELO
Definitivamente Dios existe, mi mesada de pensionado, gracias a Dios, la repartí
como todos los meses lo hago, para arriendo, para servicio de restaurante y lo demás
para mantenerme el resto del mes, realmente es poco. Alcé mi mirada al cielo, agradecí
a mi Dios y le rogué, para que los billetes que me quedaban fueran de caucho, para que
me alcanzaran para todo el mes. Rece mi padre nuestro y el ave María acostumbrados,
le pedí que le diera autorización a santa Marta (la reina de los imposibles) y al divino
niño Jesús, para que me concediera alguna plata extra, él siempre me contesta, pero
en el tiempo y como el desee, el chiste está en la fe que usted le ponga en su petición.
Yo seguí mis actividades con la familia Castelblanco Carpintero (Agustín, doña Car-
men, Bizmar y Andrea), los dueños de la casa donde, bendito sea mi Dios, vivo desde
el 2013. Si no hubiera sido así, quien sabe cómo habría sido mi vida actual. Aprovecho
para darles un agradecimiento especial por lo que hicieron por mí. En el almuerzo,
que es donde me encuentro con esta familia maravillosa, empezamos a comentar la
discusión que habían tenido la noche anterior, con los inquilinos del apartamento del
primer piso, que resultaron ser muy conflictivos y peleones. Los inquilinos en mención,
amenazaron con ir a la ley para evadir la multa que se les venía por incumplimiento del
contrato de arrendamiento y yo, como soy abogado de los pobres, les ofrecí mi aseso-
ría. Fui hasta mi apartamento y saqué mi contrato de arrendamiento para leerlo entre
líneas y así prepararnos para la defensa al lío judicial que venía. Ahora si, que tal si
nos tomamos un whisky solo porque en las rocas me tiro el añejamiento, mínimo de 18
años, Ahh…! Que ricooo…! Salud… chin-chin. Ahora sí, continuemos.
En el momento de escarbar en el cajón donde tengo todos mis documentos importan-
tes y al sacar el contrato, mi Dios y toda la corte de santos que me protegen y que yo les
tengo fe, actuaron, no sé de donde, pero dentro del contrato de arrendamiento, encon-
tré doblado y nuevo, un billete de cincuenta mil pesos, me puse a llorar de la emoción
tan grande, agradecí nuevamente a Dios y a su corte, el impacto de este testimonio lo
tendré siempre presente hasta que me muera.
Estimados acompañantes de este bestseller llamado “Yo Beto, una historia chévere
para contar”, a propósito, recuerde que ya lo encuentra en todas las librerías y expen-
dios de revistas y periódicos del país. Crean y oren mucho, a toda hora digan: “Jesús,
en ti confió, haz tu santa voluntad con mi petición, bendición padre nuestro y un
ave María”, y él les cumple, esté completamente seguro de esto. Para reforzar su peti-
ción, solicítela con toda la fe a la virgen de santa Marta, la reina de los imposibles, ella
también cumple, a mí nunca me ha fallado.
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