Page 376 - Biografia
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Yo Beto: Una Historia Chévere para contar



            Beto, o sea yo. No acepto nada, no acepto razones, iba a hacer efectiva la cláusula
            penal por incumplimiento de contrato de venta y que gracias al señor José, el vendedor,
            no me quiero acordar el apellido, quedo mal redactado el contrato, dicho por expertos
            en el tema inmobiliario.


            Esta cláusula decía que, si se agotaban los términos pactados, debíamos darle al com-
            prador de la casa, treinta millones en efectivo, no piensan ustedes que seguían vivas
            las fuerzas negativas y oscuras…?. Aquí empezó otra vez mi viacrucis, mi parto, como
            siempre, solo contra el mundo. Yo iba todos los días a la puerta de la notaria, cuando
            me atendían, hablaba con el abogado que llevaba el negocio, él me repetía: “Señor
            Barahona, tenga paciencia, no nos han dicho nada de la superintendencia, no
            nos dejan trabajar, tenga paciencia”, pero más paciencia como la iba a tener, si no
            tenía para el arriendo, comida y transporte y además, preocupado por la cláusula penal,
            todas las vueltas tocaba hacerlas a pie, entonces, como iba a tener paciencia…?


            Así duré 26 días, día y noche padeciendo, desesperado, me fui a pie (como siempre),
            a la defensoría del pueblo (calle 56 con carrera 9ª), no me atendieron, entonces me
            fui a la alcaldía local de Engativá y hable con la personera, una abogada que si tenía
            sentido social y me paro bolas para que de inmediato solucionaran mi problema. In-
            mediatamente redactamos una urgencia manifiesta o Tutela (ver carta) para que fuera
            nombrado un notario AD-HOC y a los negocios de la notaria, se le dieran tramite de
            inmediato, y no sé qué efecto produjo esta petición, pero lo que si se, es que después
            de haber radicado esta tutela en la calle 26 con carrera 13, la súper intendencia de no-
            tariado y registro, el abogado a quien yo estaba cansado de suplicarle que me ayudara,
            me llamo y me dio la buena noticia: “Señor Barahona, abrieron la notaria y los procesos
            empezaron a tramitarse”.


            No me cansare de contarlo, fuerzas del mas allá me afectaron en el mas acá. Por fin, y
            a pesar de que yo sufría de hambre, angustia y penurias, ya que no tenía donde vivir, se
            vendió la casa. Después de hacer las cuentas de rigor y de ley y recibir la parte que me
            correspondía de mi herencia, esta plata seguía siendo producto de fuerzas oscuras, ya
            que mi parte la invertí en un grupo de inversionistas de gota a gota que, a su vez, eran
            socios de David Murcia Guzmán (D.M.G).























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