Page 284 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
ciudad más grande y poblada del país. Aquello de calificarlo como
el ‘Cachorro’ de León Febres Cordero es un estigma. Jaime Nebot
tiene su sello personal. Se cobija bajo su propia sombra. Lo admiro
muchísimo. Posee una chispeante personalidad.
Al economista Rafael Correa lo conocí en una reunión en el Palacio de
Carondelet. Yo estaba fuera del país y a mi arribo a Quito me hicieron
leer una crónica que reseñaba que Nacional había sido campeón por el
poderío económico y la influencia de las Fuerzas Armadas. La versión
había sido lanzada por el Primer Mandatario.
Cuando me consultó el periodismo, rechacé la aseveración, porque no
se ajustaba a la verdad. Fui tres veces campeón con los ‘Puros criollos’
y todas las veces construimos nuestros títulos en la cancha, con armas
nobles, con fútbol de alta categoría. Las campañas fueron sensacionales,
por eso llenábamos todos los estadios. Así se generaban los ingresos,
a los que se sumaban los aportes de los militares en servicio activo y
pasivo, pero no eran dineros que salían de los fondos del Ministerio de
Defensa. El club se manejaba con independencia.
La protesta por la declaración del economista Correa fue masiva por
parte de exdirigentes y exjugadores del club y el Primer Mandatario
reaccionó positivamente para enmendar el error. Nos invitó a un
almuerzo en Carondelet. Llegó con una buena vibra espectacular.
Cuando se acercó a saludarme nos dimos un abrazo fraterno, parecía
que habíamos sido amigos toda la vida. Me di cuenta que el ‘Presi’
había caído en una trampa, porque fue mal informado.
Se disculpó con altura, sin sacarle el cuerpo a la responsabilidad de sus
frases; ratificó que es hincha de Emelec y redondeó un diálogo que los
hombres inteligentes como él saben conducirlo y todo quedó en santa
paz. Colocó un bálsamo mágico sobre las heridas.
Al poco tiempo llegó un trío musical y el Presidente cantó a voluntad
sus canciones preferidas, entre ellas ‘El Aguacate’. Los jugadores
aplaudieron a rabiar y pidieron que haga un dúo con el economista.
Rafael no se negó y le dimos gusto a la tribuna. Yo tengo una voz de
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