Page 289 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 13



               imagen del club. Los mirones que contribuían con las ‘limosnas’ se
               sentían con derecho a opinar y a exigir. Chávez le entregó su vida al
               Aucas. Fue un obrero sin par.

               El partido para los utileros comienza mínimo cuatro horas antes del
               horario fijado. En la concentración ya están trabajando desde muy
               temprano. Ahora tienen una camioneta del club a su servicio, que parte
               con destino al estadio por lo menos dos horas antes, cargada de enormes
               bolsas donde reposan varios juegos de camisetas, pantalonetas, medias,
               vendas y dos o tres juegos de zapatos para cada jugador, dependiendo
               del clima y del estado de la cancha, aparte de la dotación suficiente de
               líquido, que es otra de sus múltiples obligaciones.

               A todos los utileros que trabajaron conmigo les extiendo mi agrade-
               cimiento. Valoré como nadie su respaldo y su tarea laboral. Les di su
               lugar. Desde su modesta posición, ellos son los primeros agentes del
               éxito. No saltan a la cancha, pero también juegan los partidos.

               Y en este capítulo quiero también
               rendir homenaje a los masajistas
               de antes, cuando no estaban inte-
               grados a los cuerpos médicos de
               los clubes los fisioterapistas y peor
               los médicos. Con embrocación en
               la mano, daban masajes a la crio-
               lla, porque no habían adquirido
               conocimientos científicos.


               Saltan muchos nombres en este
               círculo de los personajes anónimos
               del balompié. El primero que
               conocí fue Carlos Guerra, ‘El
               Ciego’. Fue el pionero en el fútbol
               quiteño. Era un masajista de buena
               voluntad. Tenía una escasa visión.   Ernesto Guerra, transitando en compañía de
               Lo fastidiábamos, diciéndole que   Carlos 'El Ciego' Guerra por la Plaza del Teatro.
               no sabía localizar los golpes. Si era   Fue otro de los artesanos del fútbol romántico.

                                                Memorias de un triunfador  289
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