Page 32 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
Pasamos al Colegio La Salle, pensionado regentado por los Hermanos
Cristianos que funcionaba en la calle Caldas, cerca de la Basílica del
Voto Nacional. Aquí afloran grandes recuerdos de mi infancia y
juventud.
En septiembre, papá nos matriculaba a todos sus hijos en sus respectivos
colegios y comenzaban las compras para el año escolar. Nos llevaba
a escoger los zapatos en el almacén de Calero que estaba en la calle
Guayaquil y Espejo, diagonal al edificio La Previsora. En ese calzado
adquiría los zapatos para todos, obteniendo un descuento como buen
comerciante, dado el alto número de pares que compraba. De ahí
pasábamos al almacén de Max Muller que era uno de los más grandes
de Quito, a comprar los casimires para los uniformes. Luego nos llevaba
al local del sastre Luis Cazares, que nos confeccionaba los uniformes.
Cazares era compadre de mi papá y padrino de mi hermano Luis.
Al llegar octubre ibamos a clases, bien uniformados a recibir la lista de
útiles que por cierto no eran tan extensas como ahora. Mi papá tenía una
hermosa caligrafía, educado como había sido en la escuela de El Cebo-
llar, institución muy popular en su época. Él nos rotulaba los cuadernos
y colocaba los membretes. También hacía las carátulas en la primera pá-
gina interior. Mamá se encargaba de forrar los cuadernos y los libros.
Don Rafael Guerra montó el primer gran supermercado que funcionó en el centro de Quito.
Un adelantado en el arte del comercio.
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