Page 33 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 1



               En el almacén de Max Muller, el cual tenía un surtido de mercaderías
               extranjeras, también compraba muchos artículos para surtir el
               negocio, que de paso debo decir, era el más popular del sector de la
               Plaza del Teatro, donde se vendía desde un alfiler hasta los más finos
               licores, como el legítimo champagne francés Thanthinger y confites
               italianos y nacionales.


               Los confites extranjeros compraba a los hermanos Miranda, que eran
               importadores y los nacionales hacía los pedidos directamente a la
               fábrica La Universal que era de Segale y Norero, fabricantes italianos.
               Los pedidos llegaban a la estación de ferrocarril que está ubicada en
               Chimbacalle. El más importante de los pedidos era el de Navidad.
               Los nuevos productos que habían salido ese año a la venta, venían
               con un regalo especial para la familia.


               Para llegar al Pensionado no había buses, por eso todos los días íbamos
               a pié. La instrucción primaria la terminé en La Salle. En ese colegio se
               forjó lo que llegaría a ser un verdadero semillero de un gran equipo
               de básquetbol. En cuarto grado se realizó un campeonato interno en
               el que perdimos el campeonato por un foul que cometí en los últimos
               segundos.

               Fui compañero de Marcelo Ribadeneira, hermano de Rodrigo y
               Pancho que deslumbraron a nivel nacional en este deporte. También
               estaba José Vaca que era hijo del distribuidor de los carros Ford. Una
               hermana de él llegó a convertirse en la esposa de Germán Dávila,
               dirigente de avanzada de AFNA, que hizo mil cosas ingeniosas en
               el fútbol.


               Mi infAnCiA En EL bARRiO

               Desarrollé mi infancia y juventud en el corazón de Quito, donde se
               vivía las 24 horas del día sin ningún miedo. Había paz y tranquilidad,
               era la franciscana ciudad. El negocio de mis padres estaba a media
               cuadra del Teatro Sucre, cerca del Cine Variedades y del Central.
               Las boticas más populares de la época que hoy se llaman farmacias
               también estaban muy cerca. La Botica Pichincha, Universal,

                                                Memorias de un triunfador   33
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