Page 322 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza
no entren al camerino, el festejo en el recinto militar, en el avión de
regreso a Quito, las fotos y autógrafos en las celebraciones que recién a
los dos días le permitieron llegar a casa, hay que escucharle.
Los otros títulos, el de 1968 alcanzado con Deportivo Quito y los cetros
de 1976 y 1982 logrados con los ‘Puros Criollos’ son materia de conver-
saciones prolongadas de este ecuatoriano que se ganó el título del “En-
trenador más laureado del fútbol ecuatoriano’ y bien merecido lo tiene.
Carlos Sandoval Pasquel
Director de Deportes de Sonorama
Un GAnAdOR dE RAzA… Un GAnAdOR En LA vidA…
Si hay un sinónimo para identificar a Ernesto Guerra éste es el Fútbol.
Sí, ya que hablar de Ernesto Guerra, es hacerlo de gran parte de la
historia del fútbol ecuatoriano.
Creció junto a la “Bendita Pelota”, como bautizó Carlos Efraín
Machado, a éste mágico juguete, que a muchos nos ha sacado del
anonimato y nos ha brindado la oportunidad de lograr ser algo en la
vida. Si Ernesto se entregó al fútbol, éste le dio todo en la vida.
Lamento por el aspecto generacional no haberlo disfrutado en las
canchas, marcando goles a todos los rivales, defendiendo con entereza y
gallardía los colores del Deportivo Quito, el oro y grana de la selección
de Pichincha y por supuesto, los de la Tricolor nacional.
Temperamental, dueño de una personalidad avasalladora y con un
espíritu ganador indomable. Nunca se achicó ante nadie. Siempre
fue al frente y de frente, en el área era muy peligroso y no había como
cederle un centímetro ya que en un abrir y cerrar de ojos facturaba.
“Guerra fue un adelantado para la época”, expresó alguna vez mi
padre, cuando en cierta ocasión le consulté sobre los atributos del
delantero, pues él lo sufrió como rival en las canchas, pero fuera de ellas
construyeron una amistad basada en el cariño y respeto mutuo.
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