Page 81 - LIBRO ERNESTO
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Capítulo 4



               Aquel día, Deportivo Quito formó así: Gonzalo ‘Patallucha’ Cevallos;
               César Maldonado, Bolívar Mantilla y Stalin Charpantier; Ernesto
               Tacuri y Juan Ruales; Rafael ‘Petiso’ Sánchez, Carlos Guzmán,
               Modesto Salinas, Ernesto Guerra y José Sánchez.

               Barcelona colocó a: Pablo Ansaldo; Luciano Macías, Vicente Lecaro y
               Carlos Alume; César Solórzano y Reeves Patterson; Angel Cabezas, Si-
               món Cañarte, Gonzalo Salcedo, José ‘Pelusa’ Vargas, Jorge ‘Pajarito’ Can-
               tos y Clímaco Cañarte. Jorge Laurido del Guayas dirigió el partido. Fue
               el primer árbitro que condujo un choque en los campeonatos nacionales.


               Era evidente que los ‘Dioses del Balón’ estaban de mi lado, gracias a la
               bendita pelota, que es la mujer a la que me entregué en forma total y le
               fui completamente fiel durante toda mi vida. Ella me dio todo lo que
               tengo y le debo todo lo que soy. Gracias fútbol maravilloso por tanta
               generosidad y tanto halago.

               Mi pOLéMiCO TRASpASO AL bARCELOnA


               El monopolio que había implantado Deportivo Quito con la
               obtención de tres títulos seguidos (55, 56 y 57) prende la luz de la
               transformación en el brillante cerebro de Germán Dávila, el insigne
               gerente de AFNA. Promueve la idea de repartir las fortalezas para
               propiciar un mejor espectáculo e igualar las posibilidades. El camino:
               realizar transferencias, montar el primer gran mercado de piernas del
               que se tenga memoria en el fútbol nacional.

               ‘Patallucha’ Cevallos agitó el avispero y recaló en el arco de LDU.
               Modesto Salinas y ‘El Dibujante’ Carlos Guzmán se marcharon a los
               Estados Unidos. Yo sorpresivamente me voy a Guayaquil para vestir la
               camiseta del Barcelona. Para jugar en el ídolo del Ecuador, rompiendo
               el regionalismo. Acabando con lo que la prensa calificó como el
               “rompimiento  del puritanismo criollo”.  Consolidé un auténtico
               sacrilegio futbolístico: era imposible e impensado hasta mi llegada al
               equipo torero, que un jugador serrano se enfundara la blusa amarilla y
               yo lo hice contra viento y marea, contra la nube de opositores que se
               resistían a mi contratación.

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