Page 86 - LIBRO ERNESTO
P. 86
Ernesto Guerra Galarza
Así por lo menos trataba de contrarrestar las indefinidas ausencias, que
producían los viajes y las concentraciones. Siempre quise ganar más y
apuntaba alto, me esforzaba y entregaba resultados, porque pensaba en
el futuro y en el bienestar de mis hijos.
LA bLUSA SAGRAdA dE LA SELECCión
En 1959 se jugaba el Campeonato Sudamericano en Guayaquil. El
técnico de la seleccción ecuatoriana a la que fui convocado era Juan
López, una celebridad que había ganado con la ‘Celeste’ uruguaya, el
campeonato mundial de 1950, escribiendo la gesta del ‘Maracanazo’,
el triunfo más célebre e impensado que registra la memoria del fútbol
en todos los tiempos.
Lo voy a decir sin ningún empacho: ese torneo me dio la
oportunidad de conocer al mejor técnico que tuve en mi vida. Por
sus conocimientos, por su experiencia, por su pedagogía, por su
forma de ser, por ser un hombre especialísimo, que nos transmitió
con enorme transparencia y generosidad su historia como jugador
y la vía que le condujo a su carrera como técnico, que culminó con
semejante conquista en 1950.
Un poster para el recuerdo. La selección nacional que jugó el Sudamericano del 59 en el
Modelo de Guayaquil. Ernesto Guerra está en la primera fila, arrodillado con la pelota.
86