Page 92 - LIBRO ERNESTO
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Ernesto Guerra Galarza



            La comida peruana fue otro de los gustos que nos dimos. Me fascinaron
            los anticuchos, los cebiches, que son diferentes a los nuestros, las papas
            a la huancaina, el ají de gallina, entre otros. No en vano la cocina sureña
            goza de gran reputación en el mundo entero. Es una gastronomía
            variada, sabrosa y de alta calidad. Disfrutamos afuera. Por dentro
            sufrimos, viendo a otros lucirse en el rectángulo. Todo por culpa de
            un círculo de dirigentes de pacotilla que regían con sesgos y mañas, los
            destinos de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.

            Ecuador no tenía en esos tiempos una participación protagónica. Siem-
            pre estábamos en los últimos lugares y recibiendo goleadas. Después del
            Torneo Sudamericano de 1959 se produjo el primer remezón, reclaman-
            do mayor colaboración y compromiso de la dirigencia. Se adoptaron
            medidas tibias, pero no se abandonó la traumática costumbre de contra-
            tar por dos meses a entrenadores extranjeros para que manejen a la selec-
            ción y luego se marchen sin dejar ninguna huella. No había conciencia,
            ni planes concretos. Navegábamos sin brújula, sin apuntar a objetivos se-
            rios. La idea era cumplir los compromisos y a otra cosa. ¡Imperdonable!


            LA AzULGRAnA ME TEnÍA EMbObAdO

            Continué jugando en Deportivo Quito en 1960, 61, 62 y 63. En ese
            lapso se produjo un cambio de timón en la dirigencia. Hubo variantes
            de hombres y de nombres. Comenzó a separarse Cristóbal Ponce que
            ocupaba la gerencia general de la compañía Holstein. También era
            secretario y amigo íntimo de Galo Plaza Lasso, que era socio e hincha
            del Deportivo Quito. Galo era un gran amigo personal. Tuve la suerte
            de almorzar y cenar varias veces en su casa. Tenía una propiedad en San
            Blas, al lado de la escuela.

            Después de Cristóbal Ponce, llegó Oswaldo ‘Gato’ Icaza. Su hijo
            Patricio hizo un libro muy interesante y tuvo la generosidad de
            encargarme el prólogo. Los dos eran hinchas a morir del Deportivo
            Quito. En esa camada que acompañó al ‘Gato’, estaba entre otros
            dirigentes, el ingeniero Ney Mancheno Velasco, que tomó la posta
            en 1963 y comenzó su camino exitoso con la conquista del torneo de
            AFNA de ese año. Le ganamos a Liga en la final en el Atahualpa.

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