Page 17 - Mikorey, Max - Judaismo y criminalidad
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provocó un notable incremento de la criminalidad y de los elementos indeseables.
Mientras que en ciertos Estados, sobre todo en los territorios prusianos de Mark y
Cleve, así como en las posesiones westfalianas de Prusia, todo vagabundo era
prendido sin consideraciones, y vapuleado y enviado a la Arbeitshaus (20), a causa de
una ilimitada benevolencia y falta de selección por parte de los Conventos, el
Arzobispado de Colonia se convirtió en un verdadero paraíso para los mendigos.
Perthes en su Politische Zustände und Personen in Deutschland, zur Zeit der
französischen Herrschaft (21), brinda un cuadro de la situación, que en ocasiones
alcanza ribetes cómicos. La degeneración del régimen de corporaciones, cada vez más
anquilosado, impedía además que los oficiales artesanos aptos fundaran una familia,
arrojándolos primero a la miseria y posteriormente, al carecer de hogar, caían en el
crimen.
La tempestad de la Revolución Francesa disolvió los vínculos del orden legal; los
soldados desertores merodeaban por el país, la inseguridad general brindó al crimen
posibilidades hasta entonces desconocidas. Servía de incentivo al bandolerismo
principalmente la situación calamitosa por la que atravesaba la policía, la inacción del
aparato judicial de todos estos pequeños y grandes Estados del valle del Rhin, las
lamentables condiciones de la seguridad pública, la carencia de armamento entre la
población decente, las malas condiciones de los medios de comunicación, etc.
Otra vez surgen los judíos como organizadores de las bandas de asaltantes. La muy
excelente Actenmässige Geschichte der Räuberbanden an den beyden Ufern des
Rheins (22), proporciona una colorida descripción de ese período. Fundamentalmente
el segundo tomo, Aus Criminalprotokollen und geheimen Notitzen des Bürger Keil,
ehemaligen öffentlichen Ankläger im Ruhrdepartement zusammengestellt (23), nos
permite apreciar la dimensión de la monstruosa criminalidad de las bandas de
entonces. La obra fue escrita en el año 1804, cuando los Países Renanos ya se
encontraban bajo la dominación francesa, cuya práctica de asignados, actos de
violencia y métodos expoliadores se aunaron con la implantación de Tribunales de
Justicia, que en no pocas ocasiones dejaban en libertad a los criminales convictos. La
única ventaja que implicó el dominio francés, fue la traba que significó para la
criminalidad la división del país en grandes regiones, terminando con el viejo método
de los criminales de cruzar las fronteras de los diversos Estados para eludir la
persecución de la justicia. Pero, los jacobinos habían agregado a la autóctona su
propia chusma y al haber desarmado casi por completo a la población alemana,
quitaron a ésta los medios para resistir al bandolerismo.
En este período de dominación extranjera surgen las grandes bandas renanas de
asaltantes. La obra de referencia expresa francamente que el eje central de todos estos
crímenes era "una familia judía, a la que sin exageración se puede considerar como la
fecunda madre de todos los famosos jefes de bandoleros desde el Zuider Zee hasta el
Danubio, como el punto central único de la gran banda neerlandesa y de cuantas
emanaban de éstas, la bática, la holandesa y la mérsica. Se puede decir con razón que