Page 20 - Mikorey, Max - Judaismo y criminalidad
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casa) ejercían allí su actividad y la gente indicaba a Mersen como la base de
operaciones de los "Bocksreuter", una habilísima banda de ladrones. Más tarde la
Policia había vaciado el nido, pero naturalmente la tradición se había mantenido entre
las familias judías afincadas en el lugar. Por ello, se dirigieron a Mersen los miembros
de las bandas brabantina y holandesa Joseph Maynzer, Jonas Lichtinger, Moses Gas,
Chie Generalchen y Job Vriedeuten), a los que siguieron otros, entre los que hay que
mencionar a Damian Hessel, un individuo de pésima fama, el "estudiantito" (no-
judío), estudiante frustrado y los bandidos Weyers, Overtüsch, Mausche Polak,
Wölfchen Gas y Marcus Falk, apodado "Falksmottchen", judíos estos últimos. Esto
hizo que comenzaran a realizarse hechos horrendos de violencia. Reproducimos
solamente uno, el asalto a la familia Quack, en Schaan, que se llevó a cabo en el año
1796: "En la noche del 12 al 13 de octubre del año mencionado, la banda había
excavado un túnel por debajo de la pared hasta el patio y derribado desde allí la puerta
de la casa. Esta vez sirvió de ariete la cruz situada frente a la finca de Koutenbroich.
Cuando Br. Quack despertó, ya estaban dentro de la casa. Pocos segundos después
ésta se hallaba totalmente iluminada. En cuanto Quack abrió la puerta de la alcoba, los
bandidos irrumpieron, lo amordazaron junto a su esposa, vendándoles los ojos, y con
los más horribles maltratos les obligaron a denunciar donde guardaban su reserva de
dinero. Con una enorme palanca (que después dejaron en los fondos) se forzaron
todas las puertas y cajones, robando el dinero y la vestimenta. Luego, en el mismo
lugar del robo, los inhumanos hicieron un festín, bebieron y armaron una tremenda
batahola. El desenfreno duró desde las diez de la noche hasta las dos de la mañana. La
francachela se interrumpía sólo para caer sobre la pobre gente atada. Después
retornaban a la bebida y así de continuo. Cada vez que el desdichado Quak intentaba
destaparse los ojos o aflojar las ligaduras, recibía golpes y puntapiés. Pero toda su
crueldad la descargaron en la pobre mujer que yacía gimiendo en el suelo. Primero se
dedicaron a darle empellones y a castigarla y luego la pisotearon en el pecho y el
cuello durante un tiempo tan prolongado que tras una agonía con estertores entregó
su espíritu. Esto ocurrió hacia la medianoche. Lejos de huir después de este
abominable crimen, siguieron con la bebida y la batahola hasta la madrugada. La
presencia del cadáver, tendido en el suelo, no causaba en ellos la más mínima
impresión. Cuando la infeliz mujer murió, los salvajes se dirigieron al marido, que
yacía en el suelo gimiendo: "Oye tú -le gritaron-: ésta ya está muerta y a ti queremos
hacerte lo mismo". Este es solamente un ejemplo típico de los espantosos asaltos
criminales.
De manera similar, el 20 de abril de 1797 fue asaltada la casa del pastor, Pitthan, en
Mühlheim, a orillas del Ruhr. También fueron judíos los autores principales, actuando
como baldower el Judío Kahn, de Hemmeden, el cual había realizado las
averiguaciones pertinentes para perpetrar el hecho. Tan incapaces eran la policía y la
justicia que, cuando en cierta oportunidad un atento oficial francés, pese a que se
hallaban en perfecto orden sus "Flebben" (pasaportes falsos), detuvo a