Page 24 - Mikorey, Max - Judaismo y criminalidad
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¡Y pronto apareció en escena el gran Picard! A través de los bal-dower Salmchen e
Itzig Nekenich, de Colonia, se obtuvieron nuevas vinculaciones y con Johann Müller,
un bandido totalmente envilecido y judaizado, surgió un nuevo jefe de banda. Müller
sacó de la prisión de la torre de Engers a "Scheele Jikjak" se les unieron los judíos
Schiemann Egländer, Michel Plattkopp y Serves Döble. En el curso de todo el año
1799 continuaron los asaltos y robos sangrientos. No es posible reseñarlos aquí, pero
debemos señalar que fueron todavía más terribles que los anteriores. Posiblemente el
más horrible haya sido el asalto al solitario cortijo de Düdeling, en el que dos niños
fueron torturados y quemados hasta morir, el 20 de mayo de 1800. Y como la
desgracia no viene sola, los bandidos capturados el 15 de julio de ese año en las
proximidades de Daden, entre ellos Salomón Kernmilch, Mausche Abraham, Weyers,
Overtüsch y Heckmann, lograron evadirse de la prisión. Ahora la situación se tornó
del todo insostenible. En el interín, una pequeña banda de facinerosos, compuesta por
no-judíos había desarrollado su actividad en Soonewald, casi sin tener relación con las
aludidas hordas. Su jefe era Johannes Bückler, ayudante de desollador, lo que le valió
el apelativo de "Schinderhannes". En 1801 la banda del "Schinderhannes" se puso
bajo las órdenes de Picard, el cual podía ser considerado ahora la cabeza indiscutida
de todos las bandas de asaltantes de ese tiempo, heredando en cierto modo la posición
de su suegro, el patriarca Moses Abraham. No deja de llamar la atención que la
literatura mantuvo en la conciencia popular únicamente el recuerdo de la "banda del
Schinderhannes", débil y pequeña, en tanto se ocultó ingeniosamente el conocimiento
de las bandas de asaltantes judías, mucho más grandes, brutales y peligrosas.Esta es
una nueva prueba del servilismo de la ciencia histórica, aun de la historia criminal,
ante el judaísmo.
Aunque se logró la detención y el ajusticiamiento del terrible Fetzer, en el transcurso
de la dominación francesa no pudo ser erradicado de estos territorios el bandidaje
judío. Siempre se formaban nuevas bandas y los gobiernos se mostraron inútiles para
organizar la actuación conjunta de las fuerzas policiales.
Con posterioridad, algunos efectivos de estas bandas de asaltantes renanos se
trasladaron a las regiones de Westfalia, Hessen y Franconia, o como la banda del
"Mayor" (un francés, posiblemente también judío, según el mismo se designaba) a
Suavia, o como Waldmann y su horda a Baviera. Solamente la firme policía prusiana
logró ciertos éxitos en su lucha contra estas bandas, alejando del territorio westfaliano
a la horda de Leiser Polak, a la que pertenecían los judíos Süssmann Berg, Gerson
Lazarus, Jakob Löb, Blind Itzig, Hampel hohl mich, Philipp Abrabam, Salomón Israel
y Löb Bernhard. La Actenmässige Geschichte resume así la actividad de estas bandas
de asaltantes judíos y de sus baldower: Los robos comienzan todos a través de los
baldower, y éstos, se puede admitir como regla general, son casi siempre judíos, y no
pertenecen propiamente a la banda. Estos traicioneros individuos entran
subrepticiamente, con toda clase de pretextos, en las casas de personas adinera-das
ubicadas en zonas apartadas de las pequeñas ciudades, estudian las oportunidades