Page 26 - Mikorey, Max - Judaismo y criminalidad
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caballos se hizo cada vez más frecuente ascendiendo la cifra anual a 50 animales.
Estas condiciones se mantuvieron durante largo tiempo en Mecklenburg. El activo e
inteligente consejero en lo criminal, F. A. Wennmohs, hace una descripción
sumamente esclarecedora de los maleantes, según su cantidad y actividad, en la
primera parte de su libro Ueber Gauner und über das zweckmäsigste, vielle icht
einzige Mittel zur Vertilgung dieses Uebels (32), (Güstrow, 1823). Junto a los
criminales autóctonos, entre los que el gran bandido Mehl desempeñaba un papel
singularmente peligroso aquí también la judería se destaca notablemente. Estos datos
concuerdan con el índice alfabético publicado doce años antes por el consejero
jurídico y jefe dé la policía danesa de Kiel, C.C. Christensen, que incluye a 254
maleantes que operaban en Mecklenburg.
En las pequeñas ciudades mecklemburguesas, las condiciones eran directamente
siniestras. Wennmohs escribe: "los bandidos de la clase de maleantes aprehendidos en
Kiel por el robo de Stockeldorf, en el año 1811 que también frecuentaban
Mecklenburg y eran muy conocidos, afirman respecto a una de las ciudades más
importantes de Mecklenburg -seguramente en forma demasiado general y exagerada -
que casi la mitad de todos los habitantes de la misma de condición humilde serían
kess (confidentes y auxiliares de los maleantes)... La concubina del maleante
Kaufholz aquí condenado, la muy franca Maikopp, cuyas declaraciones quedaron
confirmadas en su totalidad por las averiguaciones efectuadas y cuyas indicaciones no
pueden ser puestas en duda por el Colegio, durante el transcurso de la indagatoria que
se hizo a ella y a su, por así designarlo, marido, calificó por cierto con demasiada
ligereza a ciudades enteras (que públicamente no quiero volver a nombrar) de kess".
Los viejos judíos establecidos en la zona, que por sus elevados años no podían ya
robar personalmente, se desempeñaban como "Bottfänger", es decir, enseñaban a los
varones que "deben robar y traerles lo robado" Las pérdidas anuales del país por este
solo rubro de la criminalidad, Wennmohs las calculaba en 100.000 táleros.
También en los procesos contra los bandidos no-judíos (Mehl, Fritz, Marlow,
Kaufholz y otros), aparecen "reducidores" y cómplices judíos. Un ejemplar especial
de la criminalidad judía, que en todo sentido estaba a la par de los bandidos judíos del
Rhin, era David Isaak Wallach de Königsberg, en Prusia (¿la misma familia de
Litvinov?), quien durante 20 años se alimentó de "Kittenschieben" y de
"chilfen"(cambio falso). Sus maestros fueron los judíos hamburgueses Meir,
Engelsmann, Schwartz Mortje y Lang Herschge; su mujer fue la hermana del notorio
ladrón profesional Mendelche Katzenbuckel. Después de haber cumplido una condena
en Hamburgo, actuó en toda Alemanía, en Berlín, Frankfurt, Munich, Hildesheim y
Teplitz, habiéndose establecido en 1808 en Sulze, en Mecklenburg, en compañía de
los judíos Schmul, Schön Abrohm, Jekof, Waldmann y Schimm (Simón) Parch,
especializándose ahora en "schränken" y en el comercio relacionado con "Drehrum
auf Schwarz" (robo nocturno con duplicado de llaves). Ya tenía un grueso prontuario
cuando pudo ser capturado en la pequeña ciudad mecklengurguesa de Dargun en