Page 67 - Rassinier Paul La mentira de Ulises
P. 67

RASSINIER : La mentira de Ulises



                       misma alimentación insuficiente, allí sólo había de menos los golpes, pero había hierros y el
                              1
                       mitard, ( ) entonces ...
                            Champale, el marino del mar Negro que había pasado cinco años en Clairvaux, apenas
                       le desmentía, y en cuanto a mí, que en otro tiempo fui testigo de la vida de los "alegres" en
                       Africa, me solía preguntar si no tenían razón. ( )
                                                            2
                       [119]
                                                             * * *


                            El 23 de diciembre, salí de la enfermería con la firme intención de no volver a poner
                       más los pies en ella. Se habían producido diverses incidentes.
                            En julio, Pröll se había inyectado a sí mismo en el brazo cianuro de potasio. Nunca se
                       supo el porqué: corrió el romor de que estaba en vísperas de ser detenido y a punto de ser
                       ahorcado por complot. Fue reemplazado por Heinz, el herrero comunista.
                            Heinz era una bestia: un día, sorprendió a punto de humedecerse los labios a un
                       enfermo febril a quien le había sido probibida el agua, y le molió a paIos hasta que le produjo
                       la muerte. Se le consideraba capaz de todo: en el bloque de cirugía se dedicaba a operar del
                       apéndice --a espaldas del cirujano responsable, el checo Cespiva... Se contaba que, en los
                       primeros tiempos de la enfermería, bajo el reinado del Kapo  verde, había cuidado a un
                       argelino que se aplastó el brazo entre dos vagones en el túnel: había deshuesado la articulación
                       de la espalda, como un carnicero lo habría hecho con un jamón, y en vez de anestesiar
                       previamente a su víctima la había machacado previamente a puñetazos... Un año después, aún
                       resonaba la enfermería entera a causa de los gritos del desdichado.
                            Y además se contaban marchas otras cosas. En todo caso los enfermos no se sentían en
                       seguridad junte a él. En lo que a mí me concierne, un día, a finales de septiembre, pasó cerca
                       de mi cama con Cespiva y decidió que, para curarme, era preciso que se me amputase el riñón
                       derecho. Inmediatamente rogué a uno de mis camaradas, atacado por otra enfermedad, que
                       orinase en mi lugar, lo que me sirvió, al obtenerse un análisis negativo, tal como deseaba,
                       para ser devuelto al comando. No pudiendo resistir el trabajo, tuve que volverme a presentar
                       en la enfermería unos días después --el tiempo justo para dejar pasar el temporal--, y fui
                       fácilmente readmitido.
                            Todo marchó bien hasta diciembre, fecha en la cual Heinz fue detenido a su vez por
                       complot, como su predecesor, y reemplazado por un polaco. En la misma redada de la S.S.
                       figuraban: Cespiva, cierto número de Pfleger, entre ellos el abogado Boyer de Marsella, y
                       diversas personalidades del campo. Tampoco se supo nunca el porqué, pero es verosímil que
                       fue por haber hecho circular

                       [120] noticias sobre la guerra que, según decían, tomaban de la radio extranjera, escuchada
                       clandestinamente, y que los de la S.S. juzgaron subversivas.
                            Con el nuevo Kapo  los polacos invadieron la enfermería y nuevos médicos fueron
                       colocados al trente de los bloques: el nuestro era un polaco ignorante. A su llegada, decidió
                       que la nefritis era una consecuencia de la mala dentición y dio la orden de arrancar todos los
                       dientes a los nefríticos. El dentisto fue llamado urgentemente y comenzó a ejecutar sin
                       comprender, pero extrañándose y protestando. Con el fin de salvar mis dientes, me las arreglé
                       de nuevo para salir de la enfermería con un volante de "leichte Arbeit" o trabajo ligero.
                            La casualidad, con unas circunstancias excepcionalmente favorables, quiso que yo fuese
                       destinado como Schwung (ordenanza) del S.S. Oberscharführer  ( )que mandaba la compañía
                                                                            3
                       de perros.
                            A mi regreso a la vida en común, encontré el campo muy cambiado.








                       1
                         Término especial con el que se designa en las prisiones francesas las celdas de castigo. (N. del T.)
                       2
                         En "La escoria de la tierra", Arthur Koestler presenta un cuadro de la vida en los campos de concentración
                       franceses que, después, ha confirmado aún más mi punto de vista. Lo mismo, por otra parte, que el libro de Julien
                       Blanc "Alegre, haz tu trampa" (en Francia, un "alegre" es un soldado de una compañía de castigo. (N. del T.)
                       3
                         Sargento primero.
                                                         –   67   –
   62   63   64   65   66   67   68   69   70   71   72