Page 382 - Mahabharata
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               a la elección de Duryodhana, puede darme cualquier otra ciudad. Trata de ver si puedes
               evitar al menos con esto la horrible guerra. No quiero verles morir, quiero vivir en paz

               con mis primos.
                   Sanjaya se despidió de todos, fue conducido al campamento del ejército y contempló
               el ejército de los pandavas; luego volvió a Hastinapura.

                                                        Capítulo VII
                                              EL DISCURSO DE VIDURA


               S   ANJAYA fue inmediatamente al palacio de Dhritarashtra y anunció su presencia.
                       El rey le dio la bienvenida con ansiedad y Sanjaya dijo:

                   —Yudhisthira se postra ante ti y se interesa por tu bienestar y el de tus hijos y amigos.
               Sus hermanos y Krishna están muy bien, pude sentirme muy bien en la agradable
               atmósfera de paz y justicia que encontré allí. Era como el aliento dulce y limpio de las
               montañas. No me gusta tu comportamiento y tus palabras, tuve que hacer un trabajo
               muy desagradable por tu culpa; eres injusto y tus hijos son unos pecadores; a pesar de
               lo cual esperas gozar de esta tierra. Me sorprende tu optimismo. Le di tu mensaje a
               Yudhisthira. Su respuesta te la daré mañana en la corte, ahora quiero ir a descansar, estoy
               cansado física y mentalmente. Por favor, permíteme marcharme.
                   Sanjaya se fue, dejando a Dhritarashtra terriblemente contrariado por las palabras
               que pronunció. Ansiaba conocer la respuesta de Yudhisthira y el cuerpo del rey ardía
               como si tuviera fiebre. Trató de dormir pero no pudo, así que, desesperado, llamó a
               Vidura. Vidura llegó rápidamente y le preguntó por qué se le había mandado llamar. La
               condición en que se encontraba el rey era realmente lamentable, y dijo:
                   —Vidura, Sanjaya ha vuelto de Upaplavya, me dirigió palabras muy duras y se fue
               sin darme siquiera una pequeña indicación de la respuesta de Yudhisthira. He tratado
               de dormir, pero no puedo, tú eres mi único amigo y me has amado a pesar de todas mis
               faltas. Debes consolarme y hacerme dormir; no puedo dormir.
                   Vidura dijo:

                   —Mi señor, hay cinco tipos de personas que no pueden dormir. Un hombre que desea
               la mujer de otro, no puede dormir. Un ladrón no puede dormir. Un hombre que ha
               perdido toda su riqueza o uno que piensa que perderá toda su riqueza no puede dormir.
               Un hombre fracasado no puede dormir, ni tampoco el débil oprimido por otro más
               fuerte. Espero que ninguna de estas descripciones te encajen. Seguramente la codicia y
               la avaricia no son cualidades que se pueden hallar en ti.
                   A Dhritarashtra ya no le resultaba extraño el sarcasmo de las palabras de Vidura.
               Comprendió la perspicacia de su hermano y le dijo:
                   —Por favor, dime cómo puedo dormir.
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