Page 10 - Pacto de silencio
P. 10

PACTO CON FISURAS







           «¿Cassinello tampoco respira? También podría ser por aquello que publicaste sobre
           ellos hace un par de años. Pero no creo. Bueno, da igual; Manglano podrá contestarte
           lo que le plazca. Ya has visto lo que hay. Pero entérate bien de que como salga una
           sola  línea  te  tragas  esto  entero.  Piensa  que  si  esto  salta  a  la  calle,  montamos  una

           película. Y a la primera secuencia tú te fundes, ¿está claro? Trae esto, paga y ábrete».
               No fue el único precio, como es obvio, pero valió la pena. Lo había intentado por
           otros conductos, infructuosos todos ellos, como ya era de prever. Pero acontece que,
           así como Presidencia del Gobierno estaba perfectamente informada de mis intentos,

           digamos  oficiales,  de  obtención  de  datos,  evidenciando  con  ello  una  coordinación
           interna que funciona, hay que agradecerle por contra al CESID el que no disponga de
           la  estructura  suficiente  como  para  autoalimentar  en  todos  los  casos  sus  archivos,
           debiéndose por ello en demasiadas ocasiones a los retales de información que, entre

           otros, le largan el MOSSAD y la inteligencia norteamericana. Porque esta situación
           genera  unos  canales  internacionales  que,  sondeados  con  habilidad,  ofrecen  fisuras
           accesibles  en  algún  lugar  lejano  —aunque  no  siempre  ajeno—  al  foco  de  cada
           problema. El que alguien interceptara mi carta de abril de 1987 al general Manuel

           Antonio Noriega, cayendo así puerilmente en la trampa que le tendí, fue para mí un
           providencial faro en la turbia noche de esta investigación.
               Domingo, 27 de septiembre de 1987. Pronosticaron tormentas y el sol campaba
           por  sus  fueros.  Vuelvo  a  enfilar  la  autovía  de  Castelldefels  pensando  en  el  otro:

           ¿mercenario?, ¿aprovechado?, ¿se le podía considerar un traidor? Yo qué sé: tampoco
           me preocupaba demasiado.
               Idealista,  desde  luego  que  no  lo  era.  Me  había  dejado  echar  un  vistazo  a  una

           mercancía que no se puede vender, ni siquiera exhibir. Pero a mí me alumbró un poco
           más la oscura cloaca por la que se escurre el origen del síndrome tóxico. Han logrado
           borrar casi todas las pruebas. Me acordé de que por lo visto también el SIGC silenció
           tiempo  atrás  una  investigación  del  Grupo  de  Estafas  de  la  Guardia  Civil  de
           Barcelona.  Pero  quedan  ramas  quebradas  en  este  intrincado  bosque,  que  permiten

           desandar la senda abierta por los auténticos criminales. La senda a la que Rosón había
           llegado a tener acceso. Pero murió meses antes de dar comienzo el juicio oral del
           sumario 129/81 del Juzgado Central de Instrucción número 3, a causa de un cáncer de

           pulmón. Al igual que el Dr. Muro, que casi logró llegar al final del laberinto. Para mí,
           dos  de  los  hombres  que  mejor  se  conocían  el  plano  del  mismo.  Lamentables,
           coincidentes  y,  para  algún  que  otro  implicado,  oportunismos  cánceres  de  pulmón.
           ¿Me equivoco?
               Mi conexión más reciente con el tema se inició diez meses atrás. Al atardecer del

           29 de marzo me hallaba —al cabo de seis años de saberse que no podía ser el aceite



                                             ebookelo.com - Página 10
   5   6   7   8   9   10   11   12   13   14   15