Page 13 - Pacto de silencio
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inteligencia norteamericana en las sucias labores de infectación de las aguas litorales
           cubanas con microorganismos perjudiciales para su ecosistema. Guerra biológica en
           definitiva. Pero vuelvo al breve resumen de ésta en el mencionado editorial:
               «En  territorio  estadounidense  hay  almacenadas  enormes  cantidades  de  gas

           neuropléjíco que provoca la muerte instantánea, así como de herbicidas y defoliantes
           análogos a los aplicados en el Extremo Oriente. Las reservas del gas supertóxico BZ
           podrían exterminar, por sí solas, a la humanidad entera. A finales de 1981 el comité
           militar  de  la  OTAN  estudió  las  posibilidades  de  un  arma  química  de  disuasión  a

           instalar en Europa.»
               Pocos años antes, a principios de los 70 (según se indica por ejemplo en el trabajo
           Control  químico  de  los  nemátodos  del  pimiento  en  Puerto  Rico,  ya  presentado
           previamente por la Estación Experimental Agrícola de la Universidad de Puerto Rico

           a  la  Reunión  Latinoamericana  de  Fitotecnia  celebrada  en  Bogotá  del  22  al  28  de
           noviembre de 1970), expertos de esta misma Organización del Tratado del Atlántico
           Norte  reunidos  en  Colombia  se  pusieron  a  cavilar  sobre  los  pimientos.  ¿Alimento
           idóneo para las futuras fuerzas de choque? En absoluto. Entonces, ¿a santo de qué

           podían interesarles los pimientos a los altos mandos militares? No se trataba de un
           pimiento cualquiera, sino de los cultivos de stress (rápidos) de estas solanáceas, en
           terrenos  previamente  tratados  con  el  insecticida  organofosforado  Nemacur  (un
           nombre que salpica las páginas del sumario del síndrome tóxico y que designa un

           organofosforado concreto de la última generación de los sintetizados en laboratorio)
           en  Puerto  Rico.  Un  combinado  que  tiene  al  menos  potencialmente  implicaciones
           bélicas: podemos estar asistiendo a la fase embrionaria del desarrollo de una nueva
           arma química. Y retomo el hilo del editorial:

               «El general Rogers pidió el almacenamiento de modernizadas armas químicas y
           bacteriológicas en los depósitos americanos en nuestro continente, en especial cerca
           de Pirmasens, en Alemania. Malasia, Afganistán y El Salvador conocen también la

           aplicación de las armas químicas. Ahora —1981-82— los Estados Unidos reduplican
           esfuerzos para lograr el perfeccionamiento y almacenamiento en Europa de las cargas
           químicas  binarias,  un  gas  neurotóxico  de  dos  componentes  que  aisladamente  son
           inofensivos, y cuya combinación puede adoptar dos formas: la llamada GB, de acción
           inmediata, y la VX, de suspensión en la atmósfera. Ambas producen la muerte en el

           primer minuto.
               »Esto fue un flash resumido del panorama americano, pero de ingenuo peca aquél
           que opine que el bloque contrario se anda a la zaga. Mientras tanto alguien, en la

           trastienda del planeta, sigue frotándose las manos. ¿Hasta cuándo?»
               Hasta que el ciudadano despierte de su conformismo, hasta que la gente abra los
           ojos y sus mentes, se ponga a pensar y deje de formar parte de este gran rebaño de
           siervos que encima van y le sonríen con placidez al tipo que los está pisando. En
           todos los campos y a todos los niveles de la vida. Me he hartado durante los últimos

           quince  años  de  intentar  hacer  ver  a  la  gente,  a  través  de  multitud  de  artículos,



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