Page 17 - Pacto de silencio
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sus armas bacteriológicas: en 1971 se cebó en el ganado cubano la fiebre porcina de
           origen  africano,  ensayo  que  sería  repetido  en  1980;  en  1979  las  plantaciones  de
           tabaco fueron atacadas con la plaga conocida por «mono azul», mientras que en 1981
           lo fueron las cañas de azúcar con la «roya de la caña».

               Cualquiera de estos experimentos queda ampliamente rebasado sin embargo con
           los ensayos del arma étnica. De acuerdo con la documentación a la que he tenido
           acceso,  se  está  trabajando  en  la  creación  de  una  bioarma  dirigida  a  afectar  a  las
           personas de color, al tiempo que quedan indemnes los blancos. ¿Impensable? Cuando

           hace diez años hablé en la revista Mundo Desconocido y en programas radiofónicos
           del  perfeccionamiento  de  un  cazabombardero  invisible  por  parte  de  los  Estados
           Unidos, la gente se me quedaba mirando con ojos de misericordia por mis devaneos
           mentales. Hoy el proyecto del avión invisible tanto de Israel como de los americanos

           es cosa comúnmente conocida. Porque naturalmente no fue un producto de mi mente,
           sino que mis afirmaciones se basaban en filtraciones muy concretas.
               Y  ya  en  este  contexto,  y  para  que  el  lector  pueda  hacerse  una  idea  de  lo
           variopintos que pueden llegar a ser los recursos aplicables a un enfrentamiento, me

           haré  eco  de  las  palabras  pronunciadas  por  el  científico  norteamericano  de  origen
           yugoslavo Andrija Puharich, durante el congreso internacional sobre el desarrollo del
           hombre  celebrado  en  octubre  de  1985  en  San  José  de  Costa  Rica,  y  que  tuve  la
           satisfacción  de  poder  inaugurar.  Dijo  allí  Puharich  que  estábamos  siendo  ya

           sometidos  en  nuestros  días  a  una  guerra  de  campos  de  ondas  de  baja  frecuencia,
           contra  la  cual  podía  el  organismo  humano  desarrollar  una  protección  aplicando  la
           suficiente dosis de voluntad. En una salida que efectuamos con motivo de nuestra
           estancia en Costa Rica al cráter del volcán Irazú, Puharich me amplió detalles sobre

           la forma en que la CIA le acosó en un principio, para acabar proponiéndole un cargo
           directivo  dentro  de  su  estructura  científica.  También  explicó  cómo  años  atrás  la
           inteligencia  israelí  recabó  sus  servicios  junto  a  los  de  otros  especialistas,  para

           garantizar mediante su apoyo mental el pleno éxito de la acción sorpresa que permitió
           rescatar el avión israelí a la sazón retenido por sus secuestradores en el aeropuerto
           ugandés de Entebbe.
               También mi buen amigo y colaborador entrañable Alejandro Vignati me narró en
           una ocasión ya lejana la forma en que agentes de la inteligencia norteamericana se

           habían interesado por él, aprovechando un congreso aquí mismo, en España. Años
           después tuvo que marchar de este país por otros motivos, convirtiéndose su vida en la
           de un fugitivo solitario.

               A  partir  de  junio  de  1982  comenzaría  a  publicar  en  Mundo Desconocido,  por
           encargo mío y desde tierras americanas, colaboraciones que denunciaban las prácticas
           del terrorismo biológico, a partir de la realidad de la guerra bacteriológica y química.
           Se hablaba allí de que mientras se estaba acusando a los comunistas de estar regando
           con lluvias químicas letales (lluvia amarilla) a la población enemiga en el extremo

           Oriente,  y  mientras  se  acusaba  a  la  Unión  Soviética  de  difundir  mycotoxinas  u



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