Page 19 - Pacto de silencio
P. 19

digestiva como los de la primavera de 1981.
               Pero prosigamos con nuestra fugaz ojeada a la historia del armamento químico:
           un  comunicado  publicado  por  los  Estados  Unidos  y  la  Unión  Soviética  en  1974
           anunciaba  que  ambos  bloques  estaban  de  acuerdo  en  considerar  una  iniciativa

           conjunta  con  respecto  a  la  celebración,  como  primera  medida,  de  conversaciones
           internacionales  acerca  de  los  medios  más  peligrosos  y  mortíferos  de  la  guerra
           química. En 1976 se iniciaron las negociaciones bilaterales. En julio de 1979, los dos
           países informaron al Comité de Desarme de la marcha de las negociaciones, cuyo

           resultado puede resumirse así: se prohibiría mediante una convención el desarrollo, la
           producción y el almacenamiento de los productos químicos letales o muy tóxicos y
           sus precursores, y de las municiones químicas u otros medios de este tipo de guerra.
           Las únicas excepciones —se desprende del comunicado final— serían los productos

           químicos destinados a fines permitidos y de los tipos y cantidades adecuados para
           esos  fines  —aplicaciones  industriales  (aquí  se  enmarcaría  el  experimento  que
           desembocó en el síndrome tóxico), investigaciones médicas y el desarrollo y ensayo
           de medios de protección contra las armas químicas—. (Lo cual deja entrever, como

           apunta  Vignati,  que  para  protegerse  de  un  arma  química,  hay  que  presuponer  que
           primero hay que tenerla). Las partes firmantes de la convención tendrían que declarar
           sus existencias de agentes de guerra química a que se refiriesen las disposiciones de
           la  convención  y  tendrían  que  destruir  sus  arsenales  o  desviarlos  hacia  fines

           permitidos (en cuya variante encaja con lógica lo sucedido en España), dentro de los
           diez años siguientes a la ratificación de la convención. Esto incluiría verificaciones
           «in situ». Letra muerta.
               Llegados  a  nuestro  año  de  1981,  el  secretario  de  Estado  norteamericano

           Alexander Haig, y el de Defensa, Caspar Weinberger hicieron saber al Congreso que
           eran partidarios de reconstruir el arsenal químico del ejército norteamericano «ya que
           tanto  altos  funcionarios  del  Estado  Mayor  como  también  miembros  de  la  OTAN,

           estaban convencidos de que el ejército soviético no vacilaría en utilizarlas». Ya vimos
           cómo  mandos  de  la  OTAN  se  habían  mostrado  interesados  en  este  contexto  por
           determinados pimientos tratados con el organofosforado Nemacur en Puerto Rico.
               Días  después  del  encuentro  entre  Reagan  y  Gorbachev,  que  supuso  un  paso
           importante en los intentos de desarme nuclear, y durante el cual se habló también de

           la necesidad de reducción del armamento químico, los norteamericanos comenzaron a
           llenar el 16 de diciembre de 1987 en las instalaciones de Pine Bluff, en Arkansas, los
           primeros contenedores con el agente químico tóxico GB-2 a partir del cual se formará

           una materia neurotóxica en el momento de su aplicación en combate. En Luisiana,
           otros contenedores han sido ya llenados con el segundo componente del agente GB-2.
           Con  ello  los  Estados  Unidos  han  comenzado  la  fabricación  de  munición  química
           binaria para el sistema de artillería más universal de sus fuerzas armadas, el cañón
           corto  de  155  milímetros,  que  puede  utilizar  munición  química,  nuclear  o

           convencional.  En  el  actual  ejercicio  presupuestado,  le  han  sido  asignadas  a  la



                                             ebookelo.com - Página 19
   14   15   16   17   18   19   20   21   22   23   24