Page 110 - Pacto de silencio
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1)  Su aislamiento le ha obligado a centralizar y tener una visión de conjunto, y la
                 ausencia  de  recursos  y  facilidades  le  han  obligado  a  desplazarse,  tocar,  ver,
                 preguntar y sobre todo pensar y reflexionar. A juzgar por lo que hemos visto tanto
                 en la millonaria investigación oficial, como en la no dotada investigación extraoficial
                 la  principal  característica  diferencial  que  distingue  al  Dr.  D. Antonio  Muro  es  que
                 éste se ve obligado a PENSAR a TENER VISION DE CONJUNTO, a RECTIFICAR y a
                 REFLEXIONAR, estas actividades tan insólitas en los burocratizados «especialistas»
                 de  nuestro  tiempo,  no  pueden  ser  creados  a  base  de  recursos  y  de  dinero  y
                 constituyen la verdadera clave del poder científico del Dr. D. Antonio Muro.
                 2)  Un continuo flujo de aportaciones espontáneas, de fotocopias de documentos de
                 todo tipo, de filtraciones sobre las actividades e intenciones de sus «adversarios» y
                 sus «decididores», de observaciones de hechos y materiales significativos, etc. etc. le
                 llegan,  (sin  haberlo  pedido),  a  sus  manos,  procedentes  de  numerosísimos
                 simpatizantes  con  su  causa  y  su  situación  desde  casi  todas  las  provincias,
                 instituciones, y niveles de la Administración, Sistema Judicial, actividad comercial e
                 Industrial,  pública  y  privada,  afectados,  prensa,  etc.;  Aunque  nuestra  lealtad  para
                 con  la  causa  de  este  calumniado  investigador  nos  impide  citar  nombres,  es
                 sorprendente, e incluso inimaginable, descubrir la altura, la internacionalidad y el
                 cargo que ocupan parte de los subterráneos colaboradores y seguidores de la gesta
                 del Dr. D. Antonio Muro, algunos de ellos externa y aparentemente investigadores o
                 apoyadores de la verdad «oficial». Aunque nuestro creativo y honesto investigador ha
                 ido desempeñando biográficamente su actividad, para muchos de sus colaboradores
                 «de altura», su oculta ayuda representa en ellos la única desculpabilización posible
                 compatible  con  el  cargo  que  ocupan  y  su  conocimiento  de  «la  verdad»  sobre  un
                 gravísimo tema.
                 3)  A diferencia de sus adversarios científicos, el Dr. D. Antonio Muro no ha dejado
                 en ningún momento de investigar y recomprobar el resto de hipótesis en las que no
                 creía, que había abandonado y/o que se oponían especialmente al modelo causal que
                 en  su  investigación  venía  confirmándose,  tal  y  como  es  el  deber  del  verdadero
                 científico.  Aun  hoy  en  día  por  prurito  metodológico,  continua  «dando  su
                 oportunidad» en las indagaciones, entrevistas y contrastes que pueda desarrollar, a
                 cualquier otro vehículo, tóxico, vía de distribución y penetración, etc. etc., en los que
                 no  cree,  recibiendo  consecuentemente  continuas  pruebas  complementarias  que
                 documentan  las  inconsistencias  de  dichas  hipótesis  alternativas.  Al  haber  sido  el
                 descubridor  (y  sugeridor  en  las  comisiones  científicas  que  seguían  oficialmente  la
                 epidemia)  del  interés  de  investigar  como  vehículo  candidato  ciertos  aceites
                 distribuidos  en  los  circuitos  comerciales  que  se  habían  demostrado  como
                 sospechosos, al haber investigado pioneramente la composición y circuitos de estos
                 aceites desde el 20 de Mayo de 1981 y al haber tenido que rechazar dicho presunto
                 vehículo desde el 20 de Junio de 1981 (en pleno «boom» publicitario) en vista de las
                 claras insuficiencias y contradicciones que sobre él se acumulaban, el Dr. D. Antonio
                 Muro  se  ha  sentido  en  todo  momento  vinculado  y  ha  continuado  recogiendo  el
                 máximo  de  información  respecto  a  dicha  ex-hipótesis,  máxime  cuando  ésta  se  ha
                 revelado como un insidioso tóxico ideológico que aun hoy se apodera y paraliza a la
                 comunidad  científica,  judicial,  asistencial  y  administrativa.  Por  paradójico  que
                 resulte debemos decir que la principal fuente de documentación sobre La histórica
                 hipótesis del «aceite» no debe buscarse en el Plan Nacional para el Síndrome Tóxico,
                 en  el  Centro  Superior  de  Investigaciones  Científicas,  en  el  Centro  Nacional  de
                 Alimentación  y  Nutrición,  etc.  etc.,  (es  extremadamente  pobre  y  desorganizada  la
                 información  que  estos  centros  poseen)  sino  en  el  Dr.  D. Antonio  Muro,  principal
                 objetador de la misma.


               En  cuanto  al  conocimiento  que  los  poderes  decisorios  tenían  de  las
           investigaciones y conclusiones del cesado director en funciones del Hospital del Rey,




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