Page 209 - Pacto de silencio
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Queda patente, de acuerdo con estas conclusiones, que tampoco por la vía
bioexperimental se puede acusar al aceite de colza de ser el causante del
envenenamiento, mientras que hay indicios de que una mínima porción de Oftanol y
de Nemacur, en tomates recolectados a los 8 días, producen lesiones neurotóxicas. Lo
que proporciona una base suficientemente importante como para seguir esta pista
hasta sus últimas consecuencias, como lo recomendaba insistentemente el Dr. Muro.
Variando los plazos temporales, y buscando acaso el tercer elemento del peligroso
cóctel, puede llegarse —si se quiere— al final del enigma. Aunque ya apunté al
principio que puede llegar a cobrar cuerpo el pacto cuya sombra pende cual nube del
olvido sobre el juicio que todavía está pendiente de sentencia en la madrileña Casa de
Campo: repito aquí que a grandes rasgos podría llegar a pactarse la libertad de los
industriales que hoy se sientan en el banquillo, a cambio de que la Administración no
apareciera involucrada en el escándalo de la primavera de 1981.
Porque yo no puedo olvidar las anteriores conclusiones del Dr. Frontela. Me
comentó por ejemplo que, anteriormente, «nosotros lo que si hemos observado es que
—en contra de otras opiniones que afirman que no había inhibición de la
colinesterasa— nosotros hemos analizado los sueros o plasmas de enfermos del
síndrome tóxico de los primeros días, y si había inhibición de la colinesterasa, y esto
es de los organofosforados. O sea: eso lo producen los organofosforados.»
Llegar a estas conclusiones supone naturalmente el exponerse a que la labor se
vea dificultada: «Yo dirigí una correspondencia al presidente del Gobierno, que
entonces era Leopoldo Calvo-Sotelo; dirigí también correspondería a varias
autoridades, en que les pedia una serie de datos para poder orientar la investigación.
Solamente recibí un acuse de recibo, diciéndome que habían recibido mi
documentación, pero nada más; no se pusieron nunca más en contacto conmigo para
facilitarme ningún tipo de datos o de ayuda.
»Al igual que sucediera con los informes del Dr. Sánchez-Monge, cuando
comunicó que sabía cómo podían curarse a los afectados del síndrome tóxico: el
silencio por respuesta. El pacto bien cumplido.»
Continúa el Dr. Frontela; «Luego me citaron de la Organización Mundial de la
Salud. Me citaron con quince días de antelación; solamente con quince días de
antelación, y en la fecha en que yo tenía exámenes en Sevilla; eran los examen es
finales de mis alumnos. Si a mi me citan antes, yo hubiera pospuesto los exámenes.
Además, en quince días, ¡cómo voy a poder preparar toda la información científica
cuando eso me tendrían que avisar con varios meses o por lo menos con un mes de
antelación! Entonces no puedo ir porque me era materialmente imposible ir a
Copenhague. Claro, cuando no voy, pues se interpreta como que descalifican mis
trabajos, o que no son fiables. Cuando nadie los conoce todavía, los trabajos de
investigación que estamos haciendo. Seguimos investigando, los letrados nos piden
una prueba pericial, el Juzgado nos da tres meses de plazo para hacer esa prueba
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