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MI ARMONÍA CON EL COVID-19


                                               Por: Dr. Jacobo Joel Carrillo Vaca

                  Yo siendo parte de la pandemia he conocido ardientes corazones que
               luchan por sobrevivir y otros que siendo valientes han dejado de latir,
               vencidos y olvidados.
                  Y la lucha es parte de la cotidianidad: por tener un hogar, una familia,
               un trabajo, amigos incondicionales en las alegrías, las tristezas, en los
               llantos. Por la vida así te encuentres cansado de tu entorno social, fa-
               miliar, laboral, el gobierno, la economía, el cambio climático, y varios
               temas más.

                  Vives rodeado de interrogantes como estas:
                   “¿Qué nos ha sucedido?” - Estamos en pandemia.
                   “¿Qué es un virus?” - Un microorganismo.
                  “¿De dónde salió?” - Nuevo, creado, de un murciélago, un marsu-
               pial, un cerdo o no sé de dónde.
                    “¿Cuál es el tratamiento?” - Con medicinas,  aguas medicinales,
               buena alimentación, sin salir de casa, usando mascarilla, distanciamiento
               social, todas las anteriores.
                  “¿Cuáles son los síntomas?” - Fiebre, tos seca, cianosis, disnea, dia-
               rrea, mialgias, artralgias, anosmia en fin muchos más síntomas que se
               presentan de forma inespecífica.
                  Investigo, quiero encontrar respuestas, surgen más preguntas. Con-
               fusión más que aciertos en los medios de comunicación, mientras la co-
               munidad científica y los expertos, comparten teorías, hallazgos, descu-
               brimientos que luego desmienten. Entonces pienso, soy médico, trabajo
               en la primera línea, debo saber qué hacer a ciencia cierta; también soy
               miembro de una familia, qué puedo hacer por ellos para protegerlos, qué
               angustia.
                  Me asusta exponerme, pero debo hacerlo, pues me formé para esto.
               Me protejo con lo que me aconsejan, todo es nuevo y no sé si funcionará.
               Es que al equipo hay que saber manipularlo, no sólo ponérselo, lo que in-
               cluye traje, batas, monogafas, mascarillas, protectores faciales, guantes,
               botas y demás. El sacrificio lo vale, ya que, al salir de casa, pido regresar
               y ver a mi familia, quienes son mi refugio y motor para seguir luchando
               en tiempo de pandemia.

                  Mientras me pongo el equipo vuelvo a pensar en ellos, en el cálido
               hogar que debe ser cuidado. Rememoro esos únicos momentos, vívidos
               de abrazos, visitas, con el sabor único de la comida de mamá, más la com-

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