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UNA CONSECUENCIA DEL COVID-19

Por: Md. Alexandra Pérez León

Era un día jueves, el último del mes de abril, terminaba el turno de
extra que me solicitaron realizar en el área de Emergencias No Respirato-
rias, siendo el primero que realizaba en ese servicio. Aunque estaba acos-
tumbrada a las emergencias, me generó preocupación estar en ese sitio;
sin embargo, por el toque de queda, solo atendí a tres niños durante la
noche. Vale mencionar que compañeros que previamente habían rotado
por esta área me adelantaron que en ella hay pocos pacientes, pero que
con frecuencia suelen ser los más complicados, como por ejemplo con
traumatismos craneoencefálicos generados en el hogar o intoxicaciones
por desinfectantes. Mi angustia se centraba en la posibilidad de que al-
guno de ellos, bajo otras características, también pudiera tener esta nueva
y desconocida enfermedad y no se la descubra a tiempo, más no en la
ansiedad general que sentían mis colegas, así como casi toda la población
mundial ante esta situación.
Habían transcurrido once horas del turno, estaba a escasos minutos
de terminar la velada, pero como siempre me sucedía, independiente del
servicio en el que esté, mi “mala espalda” apareció, con una pequeña
1
paciente llegada desde la región litoral.
“Doctora mi hija llora sin consuelo, no la puedo acostar porque grita
de dolor!” decía la madre con lágrimas en los ojos. La niña llevaba así
un mes, y por miedo a que se infectará por el nuevo patógeno viral que
azota a toda la humanidad, había preferido mantenerla en casa tratándola
naturalmente; sin embargo empeoraba, nada hacía efecto, así que decidió
llevarla al subcentro de salud más cercano a su localidad, donde fue valo-
rada e inmediatamente referida a un hospital de mayor complejidad en la
costa ecuatoriana, lo cual a la señora le causaba muchísima preocupación
antes las noticias que afirmaban el golpe que esta enfermedad le había
dado al país.
Con esta consideración, solicitó al personal sanitario que transfieran
a su hija a una casa de salud en la sierra ecuatoriana, que por aquellos
meses no estaba infestada aún de pacientes positivos para SARS COV-2,
y es así que llegó al hospital pediátrico, en mi turno. Cruzó por mi cabeza
la posibilidad de que se trate de esta nueva enfermedad, de la cual no
había registro en pacientes pediátricos; sin embargo, por su dolor y de
la información recibida, la niña tenía un cuadro neurológico que podía
comprometer su vida.

1 Término usado para referir a cualquier personal de salud que convierte un área tranquila del hospital, en un
lugar lleno de pacientes, o que se complican por diferentes causas.

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