Page 28 - Libro Polotitlán
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Don Miguel Lara Guerrero comenta: tomaba el tren en la Estación de Buenavista por el
            año de 1930, salía a las 7 de la mañana y a las 8 o 9 llegaba a Tula. En esa estación se al-
            morzaba muy bien: pulque, enchiladas increíbles, verdes y rojas, café con leche, tamales...
            limpio todo. Luego seguía la estación de San José Bojay y luego Polotitlan. También hacía
            parada en Cazadero y luego San Juan del Río.

            En la estación de Polotitlán, mucha gente se movía al pueblo caminando o en carretitas de
            bueyes, volantas o chispas de un caballo, que tenían una cajuela para cargar una petaca,
            también alguno que otro auto, ya empezaban los Forcitos y los Doge.

            Antes de que finalizara, el régimen del general Díaz, Polotitlán fue escenario de grandes
            acontecimientos. Uno de ellos, por su importancia científica, mereció que la Memoria del
            Misionero de Fomento reprodujera con todo detalle el “Informe de los trabajos ejecutados
            por la comisión mandada a San Antonio Polotitlán a observar el eclipse anular del sol, acon-
            tecido el día 28 de junio de 1908”.


            Las observaciones de tiempo y latitud fueron hechas con un teodolito astronómico cons-
            truido, y empleado por primera vez,  por Gautier de París. El objetivo del anteojo tenía un
            diámetro de 37 milímetros y una distancia focal de 30 centímetros, siendo su ocular acodado
            para permitir observaciones cenitales.






























            En el pueblo de Huichapan tienen una pintura en la que sale Abundio Martínez,
            un brillante compositor mexicano, quien salió de su pueblo a la edad de 17 años
            para formar una banda de música en Polotitlán, por encargo del presidente mu-

            nicipal Jesús Polo Castillo quien está, al lado del músico. Año de 1882. Se dice que
            compuso más de 200 obras aunque solamente se conservan 115.


            Pasada la Revolución, Venustiano Carranza, en una de sus giras a la ciudad de Querétaro,
            pasó por estas tierras, fue recibido por personas que contaban con estudios profesionales,
            lo que llamó su atención, entonces comentó: “Ahora entiendo porque se le conoce como
            Polotitlán de la Ilustración.”


            Pasábamos por el Portal Juárez, cuando tocamos en la puerta de la casa de las maestras
            Conchita y Tela Landaverde. Ellas fueron maestras de muchas generaciones de alumnos
            de este pueblo, los cuales han llegado a ser profesionistas: doctores, ingenieros, sacerdotes,
            presidentes municipales...

            Con cordialidad nos reciben y platicamos de los tiempos pasados, Conchita y Tela van
            sacando recuerdos:






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