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sujetos que nos rodean. El conocimiento de estos
permite una visión más integral de nosotros mismos
así como la regulación de nuestras conductas y rela-ciones
con los demás…
Pedro había dejado de ir a dos sesiones y ya Suyapa
estaba muy preocupada. No solo porque no podía com-
partir con él, sino porque temía que estuviera enfermo o
tuviera otro problema. Al día siguiente, Suyapa estaba
decidida a averiguar dónde vivía e ir a su casa para poder
informarse. El dinamizador ya había comenzado y enton-
ces llegó Pedro, un poco desconcertado:
—¿Qué te ha sucedido? ¿Ya no quieres volver? Pre-
guntó Suyapa en voz baja
—No, claro que no, cuando termine la sesión te
cuento…
Durante todo el espacio participativo el joven es-
tuvo retraído. La última técnica consistía en dialogar en
parejas sobre nuestros valores morales para después ex-
plicarlos en plenaria. Varios de los participantes debían
ofrecer su punto de vista en torno a los valores que de-
cíamos poseer y su percepción. Pedro casi no hablaba y
entonces el dinamizador le pidió si podía compartirnos
ada vez más nos acercamos a realizar cuáles valores consideraba que poseía como parte de un
un cuadro de quiénes somos. En el capí- profundo autoconocimiento. Él se puso de pie:
tulo anterior referíamos la importancia —Yo más que eso voy a socializar la historia de un
de las emociones y su educación, y vi- amigo para que podamos juntos pensar si realmente él
mos que en el proceso de desarrollar una inteligencia era portador o no de valores. Luis era dos años mayor y
emocional necesitamos superar las emociones per- crecimos juntos en el barrio. Mis padres nunca quisieron
turbadoras y nuestros sentimientos negativos. Más que jugara con él, decían que era áspero y malcriado.
de una vez puede ocurrirnos que ante una acción Todos lo regañaban o lo ignoraban. En varias ocasiones
que nos resulta desagradable, surge una emoción de protagonizaba riñas con niños del barrio sin que supié-
enojo que nos lleva a pensar «agredo a esta persona»; ramos por qué. Siempre andaba sucio e iba muy poco
sin embargo, ese pensamiento inconsciente, primiti- al colegio, algo que mis padres detestaban. Luis fue cre-
vo, queda rápidamente derrotado gracias a nuestros ciendo y cada vez era más rechazado, todos pensaban
sentimientos y experiencia social. Algo entra a jugar que era un peligro potencial para todos en el barrio. Sin
un papel importante: los valores. embargo, ellos no lo conocían como yo. Luis fue siempre
Son sin dudas nuestros valores los que se con- muy solidario con sus amigos. Las riñas eran ciertas, pero
vierten en motores que le ofrecen significación po- casi siempre las tuvo para defendernos de los abusado-
sitiva a las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y res. Es verdad que siempre tenía hambre, pero en una