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26|   En el Jardín de la Sabiduría  El Cuento del Sabiondo y el Simple  | 23  ya he alcanzado el tuyo pero tú todavía no has alcanzado el   nivel, pero que yo no podría alcanzar el tuyo. Pues bien: yo   sabiondas? ¿Ves? Tú dijiste que podías fácilmente alcanzar mi   El Simple respondió: “¿Todavía sigue

 Sabiondo y a su compañero. La ciénaga era espesa y pegajosa,   El Cuento del Sabiondo y el Simple
 literalmente como pegamento y ellos no podían moverse en
 absoluto.
 Los  dos  se  pusieron  a  gritar:  “¡Malvados!  ¿Por  qué  nos
 torturan? ¡Si el Diablo no existe! ¡Ustedes, malvados, nos están   Había una vez dos comerciantes que vivían en una misma
 torturando porque sí!”. (El Sabiondo y su compañero todavía   ciudad y eran muy ricos: tenían grandes mansiones y tenían
 seguían sin creer en la existencia del Diablo, y pensaban que   dos hijos –uno cada uno– que estudiaban en la misma aula.
 estos eran unos malvados sin un motivo).  De estos dos hijos, uno era brillante y el otro tenía una mente

 El Sabiondo y su compañero estaban inmersos en la ciénaga   muy simple (no es que fuera tonto, sino que solamente tenía
 de arenas movedizas y trataron de entender lo que estaba   un intelecto muy simple y de bajo nivel). Estos dos hijos se
 sucediendo. Pensaban que eso no era real, que eran solamente   querían mucho el uno al otro. A pesar de que uno era sabiondo
 unos malvados que se habían peleado con ellos en el pasado y   y el otro era simple y tenía un bajo nivel de inteligencia, a
 ahora los estaban torturando para vengarse. Y los dos fueron   pesar de todo se querían mucho.
 torturados y sufrieron allí durante muchos años.  Pasó el tiempo y ambos propietarios empezaron a perder sus
 Una vez, el Simple pasó por la casa del Hacedor de Milagros   fortunas. Ambos fueron bajando de nivel más y más hasta que
 y pensó en su amigo, el Sabiondo. Entró a ver al Hacedor de   al final perdieron todo y se volvieron pobres, y no les quedó
 Milagros y tras inclinarse ante él, como hacen los nobles, le   nada, excepto sus respectivas casas. Mientras tanto, los hijos
 preguntó si podía mostrarle al Sabiondo y si podía liberarlo de   empezaron a crecer. Así que los padres les dijeron a sus hijos:
 aquel lugar. Le preguntó al Hacedor de Milagros: “¿Recuerdas   “No contamos con los medios para pagarles sus gastos. Van a
 al Sabiondo, a quien el Diablo mandó a llamar y se lo llevó, y a   tener que mantenerse por sus propios medios”. El Simple fue
 partir de ese día no ha sido visto nunca más?”.  y aprendió el oficio de zapatero. El Sabiondo, que poseía una
           mente brillante, no deseaba dedicarse a un oficio tan simple
 El Hacedor de Milagros respondió: “Sí”.  así que pensó en ir por el mundo y buscar algo que hacer. Así
           fue como empezó a dar vueltas por el mercado. Allí vio un
 Entonces le pidió que le mostrase el lugar (donde estaba   gran carruaje con cuatro caballos enjaezados. El Sabiondo les
 retenido el Sabiondo) y que lo liberase de allí.  preguntó a los comerciantes: “¿De dónde vienen?”

 El Hacedor de Milagros dijo: “Ciertamente puedo mostrarte   Ellos le respondieron que venían de Varsovia.
 el lugar y liberarlo de allí, pero únicamente a condición de
 que no venga nadie, excepto tú y yo”.  “¿Y adónde van?”.

 Entonces fueron los dos juntos y el Hacedor de Milagros hizo   “A Varsovia”.
 lo que estaba en su poder y llegaron a aquel lugar, y vieron
 al Sabiondo y a su compañero sumergidos en el barro espeso.  Él les preguntó: “¿Tal vez necesitan un ayudante?”.

 Cuando el Sabiondo vio al primer ministro, le gritó: “¡Hermano   Ellos vieron  que  era  astuto y diligente, lo  cual les pareció
 mío, mira cómo estos malvados me golpean y me torturan sin   muy bien y lo aceptaron. Así fue como él viajó con ellos y los
 ningún motivo!”.  sirvió muy bien en el camino. Cuando llegaron a Varsovia,

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 #-- - 18375-UV | 1 - B | 17-04-19 | 15:27:34 | SR:-- | Black   #  Notas:  Capítulo Uno:   La desventaja es una ventaja  | 27  de tres puntas…  La plegaria que no es como debería es como un zapato   la Muerte”. Porque hasta entonces no lo había creído.  propia muerte. Entonces dijo: “Ha venido el Ángel
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