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to. Tuvo mucho éxito, pero entre mi sueldo y su ingreso, no era suficiente para
sostenernos. Danielito cursaba los primeros años en el Colegio Nacional Peri-
to Moreno.

Ante el apremio, en febrero de 1963, y después de consultarlo con
varios médicos de la entidad, Clotilde se postuló para el cargo vacante de ecó-
noma en el muy nuevo Sanatorio de la Asociación Española de Socorros Mu-
tuos, de la que nuestra familia era socia casi desde su llegada a Comodoro. El
segundo piso no estaba terminado, pero la planta baja, plenamente activa.
Aunque muy bien capacitada para esa función, su solicitud fue rechazada por
la comisión directiva de entonces. Igual destino sufrió la reiteración de la soli-
citud, realizada en marzo del mismo año por el cuerpo médico del sanatorio,
encabezado por el doctor Gregorio Sandoval.

Dada la dureza de la división de España debido a la Guerra Civil,
que había finalizado casi un cuarto de siglo antes, sus consecuencias eran muy
perceptibles y se iban multiplicando. Monárquicos, republicanos, franquistas,
socialistas, ultracatólicos, cada uno con su expresión y puesta en práctica de
un ideario. Es posible que las opiniones acerca de la condición de republicano
exiliado de mi padre, dentro de la colectividad, siguieran contrapuestas, pese a
todo. Y se reflejaron en esa comisión directiva que no incorporó a Clotilde y
desestimó la modificada descripción de tareas para el cargo vacante que pre-
sentó el cuerpo médico, según consta en actas.
Dos meses después, apenas comenzado el 24 de abril de 1963, murió mi
padre. Velatorio en casa y entierro en el Cementerio del Oeste fueron dignos
gracias a un dinero que hizo llegar la Masonería. Habían entregado días
antes en casa un discreto sobre cerrado a nombre de mi madre, indicando
verbalmente el origen.

En mayo de ese año, el periódico España Republicana del Centro Repu-
blicano Español de Buenos Aires, informó que

“en la áspera tierra patagónica azotada por los vientos,

han quedado los despojos mortales del exiliado

español profesor Daniel Candel López,
educador de generaciones argentinas”.

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Elena Candel
2019

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