Page 7 - Confesiones de mi alumno
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Entonces sonreí, y al verme pensó que me estaba burlando de él.
― ¿Por qué te ríes profe? ¿Crees que no la conquistare? ―me pregunto
molesto― entonces le dije:
―Sabes ¡Muchos chicos del colegio y del barrio la pretenden!
―Ah, no sabía profe, ah ―bajo la mirado y se decepciono de ella― Era
cierto lo que le conté y en nada le mentí. La muchacha de quien se había
obsesionado era muy atractiva, casi una modelo de televisión y difícilmente
se fijaría en él.
― ¿Crees que le interesas? ¿Crees que se ha fijado en ti? ¿Por qué crees
eso? ―pregunte.
―Es que Celia me insinúa, profe, juega conmigo, creo que le gusto
―respondiome suspirando.
Quería que me explicara eso, pues a todos nos pasa que cuando una mujer
nos sonríe pensamos que está interesada en nosotros. No la conocía bien
y había caído a la delicada tentación de aquella mujer, a su trato y su sonrisa.
Entonces intente hacerle comprender que lo que Celia sentía no era amor, sino
cariño y amistad: un interés de otro tipo.
―Yo pienso que las chicas te buscan por otra razón y tú confundes sus
coqueteos ―seguí caminando mientras hablaba.
―No profe, si hasta le escribí un poema; no es coqueteo, sino amor ―me
respondió.
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