Page 8 - Confesiones de mi alumno
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― ¡Haber déjame ver eso! ―le quite la carta― Estaba toda arrugada, y
había perdido su natural color.
Era una misiva, casi una declaración de amor, y sobre ella unas letras
más grandes eran la respuesta a lo que él le había escrito: “LO SIENTO SOLO
PODEMOS SER AMIGOS” decía en la carta.
Volví los ojos a mi alumno y vi su rostro, sus grandes ojos que amaron mucho,
ahora querían llorar, por amor, no creo: era desencanto.
Leí parte de aquella carta. Era una mezcla de canciones, de poemas y
sentimientos propios. “¿Podía el amor confundir tanto a un amante?”
Pensé. Eran palabras que solamente otro corazón enamorado podía entender,
pero su compañera no comprendía, porque no estaba enamorada de él.
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