Page 180 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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de Scilleion para impedir el paso del es­
                                             trecho siciliano de Mesina a las peligro­
                                             sas naves etruscas.
                                                Años más tarde, en el 454 a.C. —tal
                                             como se indicó con anterioridad—, Sira­
                                             cusa envió al navarca Failo a combatir a
                                             los  piratas  etruscos,  pero,  corrompido
                                             por éstos, fue sustituido por el estratego
                                             Apeles, quien depredó la costa tirrena y
                                             parte de la isla de Córcega, sometida en­
                                             tonces  a los  etruscos, regresando  a  Sira­
                    r F l  m l               cusa con un gran número de prisioneros
                    \ \ A  \ i               y un rico botín.
                                                Fue en el siglo el iv a.C. cuando se co­
                                             dificó el tema de la piratería en la historio­
                                             grafía griega y se difundió la fama y exis­
                                             tencia de una verdadera y propia talasocra-
                                             cia etrusca. Eforo, un historiador de aquel
                                             siglo y una de las fuentes de Estrabón, re­
                                             cuerda  que  la  fundación  de  las  colonias
                                             griegas  en Italia había sido  obstaculizada
                                             por la presencia de piratas etruscos. De he­
                                             cho, los escritores de ambiente cumano o
         Hidria del Pittore del Vaticano. (Museum o f Art,
                Toledo, Estados Unidos.)     siracusano llegaron a igualar los conceptos
                                             «pirata» y «etrusco», habida cuenta de los
                                             actos corsarios que perturbaban el paso de
                                             las naves por el sur de Italia.
           También se sabe que Atenas hubo de  defenderse  de los piratas tirrénicos  que
        obstaculizaban las rutas occidentales de sus naves cargadas con grano y otros pro­
        ductos. En el año 335 a.C., un Decreto ático confió al navarca Diótimo una misión
        contra los piratas, misión que tuvo éxito y que, a propuesta del político y orador
        Licurgo,  de la familia de los Eteobutadas, fue objeto de honores.  En aquel año o
        al siguiente, el monumento corégico de Lisícrates en Atenas recogió el tema de los
        piratas tirrenos transformados en delfines, tema presente en una copa ática de fi­
        guras  negras  del pintor Exequias,  fechable  en  el  530  a.C.  y hallada  en Vulci,  en
        una escultura pétrea de Taranto, en un pequeño plato hallado en las excavaciones
        de la Curia, en Roma (plato «Genucilia», hoy perdido), y en una hidria de figuras
        negras, de hacia el 520 a.C., tal vez elaborada en Vulci y hoy en el Museum of Art
        de Toledo (Estados Unidos), sin olvidar la leyenda recogida en el Himno homérico
        a  Dioniso  (VII,  1-59),  vertida  al  latín  en  el  siglo  i  o  π  por  Higinio  el  Fabulista
        (Fak,  134).
           Como breve digresión podemos indicar que se ha argumentado que los delfines
        son amigos de los hombres por ser piratas arrepentidos (J. Dumont), apreciación que
        cuadra con el tenor de la leyenda. Además, algunos autores clásicos, entre ellos, Sé­
        neca (Agam., 449), calificaron al delfín, a veces, de tyrrhenuspiscus.
           Otro Decreto ático  del  325-324  a.C.  postulaba la  creación  de  una  colonia  en  el
        Adriático (¿se llegó a fijar la misma en la costa pugliesa?) que serviría para proteger a
        los barcos atenienses de los peligrosos tirrenos, además de funcionar como presidio


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