Page 176 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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otros cinco— con timonel, cuyo puente está ocupado por tres hoplitas armados que
        portan escudos con diferentes emblemas (epísema). En la otra nave, de tipología etrus­
        ca, de carga y de forma redondeada y sin rostrum, aunque de quilla saliente en su alta
        proa, se ve a otros tres guerreros, con armas y diferenciados también entre sí por los
        epísema de  sus  escudos,  que  ocupan  el puente,  mientras  otro  guerrerro  controla  el
        rumbo.
           Que sepamos, ésta es la más antigua escena presente en la cerámica geométri­
        ca griega que testimonia un conflicto entre etruscos y griegos, circunstancia seña­
        lada por M.  Cristofani. Para M. Martelli,  se trataría de la representación realista
        de un encuentro  de  «guerra corsaria»  entre  una nave griega y un velero  etrusco,
        caracterizado como nave oneraria y dotada de rostrum y de escolta armada.




        Restos de naves etruscas

           Para conocer el aspecto de una nave comercial etrusca del siglo vi a.C., además
        de las representaciones iconográficas, se puede también recurrir a los restos de un na­
        vio,  encontrado en  1971  a 48 m de profundidad en Bon-Porté,  no lejos de  Saint-
        Tropez, que transportaba un cargamento de casi dos centenares de ánforas, en su ma­
        yoría etruscas (J. P. Joncheray). No supera los 10 m de eslora y su construcción es tos­
        ca, pues  sus  cuadernas  se hallan ligadas,  no  ensambladas  con  clavijas.  Esto  es,  fue
        armada mediante la técnica de las suitiles naves o «naves atadas» con ligamentos de fi­
        bra vegetal o animal, de las que hablaron Pacuvio, Virgilio y Plinio el Viejo, técnica
        que era conocida ya desde finales del tercer milenio antes de Cristo y por supuesto
        en tiempos de Homero (Iliada, II,  135).
           Asimismo, los restos  de otra nave, también de pequeñas dimensiones y de la
        que falta la estructura, que se localizó en Cap dAntibes, en las costas de Proven-
        za (B.  Bouloumié), han facilitado datos complementarios, sobre todo acerca de las
        ánforas vinarias que transportaba.
           Por otra parte, se han podido recuperar fragmentos lígneos de una nave oneraria
        que naufragó en la isla del Giglio, y que transportaba un importante cargamento, al que
        luego se aludirá. Esta nave era técnicamente superior a la hallada en Bon-Porté, pues­
        to que se construyó según la técnica de pernos de madera incrustados en el tablazón
        a fin de unir las cuadernas.
           No se tienen datos todavía del pecio localizado en 1977 en aguas de Cala del Pic-
        cione (Populonia). Consisten en ánforas vinarias transportadas por una nave comer­
        cial, probablemente etrusca, del siglo IV a.C. Restos de otras naves se han detectado
        también en distintos puntos de las costas provenzales (Estéu dou Miéu, Pointe Lequin,
        Cassis, Sausset-les-Pins). Y, por supuesto, hallazgos subacuáticos de material etrusco
        en muchas localidades costeras toscanas, sin olvidar las costas de la isla de Elba y la
        de Montecristo.
           En 1999 se descubrió el pecio denominado Grand Ribaud F, al sudoeste de la isla
        de Giens. El hallazgo más espectacular lo constituía un navio bastante bien conser­
        vado (más de 20 m de eslora y 7 m de manga) —no se sabe si griego, massaliota o
        etrusco— y con un cargamento  de  unas  800  ánforas  etruscas  que  contenían vino,
        perfectamente estabilizadas en su origen, al decir de L.  Long, además de otras cerá­
        micas (copas áticas, kántharoi de bucchero) y vajilla metálica.

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