Page 177 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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Un interesante estudio de M. Bonino, donde se enumeran 41 representaciones
de naves villanovianas y etruscas, contribuye a clarificar el apartado de las embarca
ciones. Además, tal autor, en dos tablas, que recogen información encuadrada entre
los siglos viii y vi a.C., documenta los elementos ciertos y probables que formarían
parte de los componentes de las naves etruscas, cuyos prototipos deberían buscarse,
según S. Paglieri, en los ejemplares del Mediterráneo oriental.
L o s p u e r to s e t r u s c o s
Las más importantes ciudades —entre ellas Populonia, Vulci, Tarquinia y Cae
re—, a pesar de distar algunos kilómetros del mar (excepto Populonia), contaron con
buenos puertos que cobijaban a sus navios y desde donde efectuaban sus exportacio
nes-importaciones. De ellos, Regae fue el puerto de Vulci, Gravisca el de Tarquinia, y
Pyrgi, Punicum y Alsium los de Caere. En las costas del mar Adriático destacó el
puerto de Spina.
En el caso de Populonia, ciudad a orillas del mar, con su acrópolis sobre un pro
montorio, su puerto quedó dispuesto en la ciudad baja, junto a la costa. Contó con
la infraestructura necesaria para dar salida a un gran volumen de metales, que expor
taba tanto en bruto como elaborados y semielaborados, y a otras materias primas. La
conquista romana, a inicios del siglo ni a.C., alteraría la configuración de la ciudad,
pero el puerto continuó operativo para las actividades navales (Tito Livio, XXX, 39),
confirmando así la importancia del mismo. Su decadencia definitiva tuvo lugar con
ocasión de la guerra civil del año 80 a.C.
El puerto de Regae (hoy Le Murelle), fundado hacia el 550 a.C., ha facilitado,
además de sus necrópolis y restos urbanos, abundante material griego y etrusco, so
bre todo ánforas de transporte. Por el mismo se daba salida a los más importantes
productos de Vulci, entre ellos, cerámicas y bronces. En el territorio controlado por
Vulci se hallaban también, más al norte, los puertos naturales de Orbetello y de Tala-
mone (Tlamu, en etrusco).
Gravisca (cerca de Porto Clementino) —su nombre etrusco se ignora— fue el
puerto de Tarquinia, fundado a finales del siglo vil a.C. Conoció muy pronto una
gran actividad, dado el carácter de empórion de tal lugar. Los varios santuarios y asen
tamientos de gentes griegas hallados así lo dejan suponer. En el mismo trabajó Sós-
tratos, famoso en la Antigüedad como armador y rico mercader, de quien ha llegado
un áncora de piedra, y a quien ya citamos en páginas anteriores. Gravisca, tras una
serie de vicisitudes, en el año 181 a.C. pasaría a ser colonia romana.
De los tres puertos principales con que contó Caere, el más importante fue, al de
cir de Estrabón (V, 2), el de Pyrgi (Castello di Santa Severa), el cual se hallaba unido
con la ciudad mediante una carreterra de 10 m de anchura y unos 13 Ion de longitud,
casi trazada en línea recta. El puerto, como tal, hubo de comenzar a funcionar a par
tir del siglo vil a.C. Además de su núcleo urbano, contó con tres recintos religiosos,
que han facilitado numerosos e importantes restos arqueológicos, entre ellos, tres fa
mosas láminas de oro con inscripciones, a las que ya aludimos. Después de ser some
tido a pillaje en el 384 a.C. por los siracusanos, y tras grandes altibajos en su funcio
namiento, Pyrgi pasaría en el año 191 a.C. a convertirse también en colonia romana.
Vetulonia, a orillas del Lacus Prile, una amplísima laguna costera, también dispo
nía en ella de un buen punto de escala marítima, activo desde el siglo viii a.C. Tal la-
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