Page 316 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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ras (contorsiones forzadas, pies y piernas muy largos), todo ello motivado por su
audacia compositiva. Uno de sus flautistas, sin duda un experto «auleta», de gran pu
reza de líneas e intensa expresividad, es una de las figuras más populares y difundi
das de toda la pintura etrusca, como tuvimos ocasión de indicar.
A partir de la mitad del siglo v a.C. apareció un empobrecimiento de la escala
cromática, atrofiándose al mismo tiempo la ornamentación, que quedó sometida a
los esquemas narrativos anteriores, tal como puede verse en la Tomba Francesca
Giustiniani, en la Tomba della Nave y en la Tomba Querciola I, todas ellas en Tarquinia.
Al propio tiempo se fueron introduciendo los temas del viaje a la Ultratumba, los ge
nios y demonios alados y diferentes símbolos ctónicos, preludio todo ello de un nue
vo cambio pictórico que respondía a una nueva mentalidad.
c) Ciclo de las influencias clásicas
Durante las primeras décadas del siglo rv a.C. Tarquinia mantuvo temas y estilos
del ciclo precedente. Sin embargo, en otros centros de la Etruria interior se aceptaría
el gran arte ático, proveniente tanto de la península griega como de las colonias de la
Magna Grecia, aceptando no sólo temas propios del helenismo clásico, sino también
nuevas fórmulas pictóricas, entre ellas, la pintura de sombreado, la perspectiva y el
retrato, que pondrían a disposición de una temática más amplia, etrusco-itálica.
En Tarquinia, en la necrópolis de Monterozzi, sobresalió la Tomba del Orco I, II
y III, propiedad de los Churinas o Murinas, y en Volsinii —concretamente en Po-
rano, cerca de Orvieto— las tumbas Golini I y II. En las escenas de las mismas se
detecta la presencia del terrible demonio Charu(n), así como la de la pareja infernal
Aita (Hades) y Phersipnei (Perséfone),
junto al usual tema del banquete. Asi
mismo, hay que indicar que los perso
najes representados aparecen consigna
dos con sus nombres.
En la primera de las citadas, la del
Orco I, debe destacarse la figura de la jo
ven Velia, esposa de Arnth Velcha, que
participa junto a él en el banquete. El
perfil de Velia, cuya cabeza va tocada
W * . . í con una guirnalda, es de gran pureza de
líneas. Su magnífico y enigmático rostro
sugiere un momento de abandono a la
meditación, como observó agudamente
M. Pallottino. De interés, a pesar de su
mal estado de conservación —práctica
mente se ha perdido toda la escena—, es
la pared en la que aparecen representa
dos, sobre otro lecho, Ravnthu Thefrinai
junto a su esposo, Velthur Churina (o Mu
rina), que había sido zilath mechl rasnal,
según los textos existentes (TLE, 87), ro
Retrato de Velia. Tomba dell’Orco 1. Tarquinia. deados de algunos de sus hijos.
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