Page 312 - Lara Peinado, Federico - Los etruscos. Pórtico de la historia de Roma
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cios y de las mansiones de los nobles, dado que nos han llegado muy pocos elemen­
        tos de las mismas.
           Los numerosísimos estudios que se han efectuado de la pintura etrusca —desde
        los más antiguos de L. Branzani, F. Weege, F. Von Stryk y F. Poulsen, hasta los más
        recientes de M. Pallottino, M. Moretti, J.  G. Szilágyi, S.  Steingráber, R. Cristofani y
        M. Cristofani— han permitido conocer las técnicas empleadas, así como desentrañar
        gran parte de su significado, eminentemente simbólico, mitológico y escatológico-fu-
        nerario.



        Cromatismo y  técnica

           En la fabricación de los colores, los etruscos utilizaron diferentes minerales y vege­
        tales: el blanco lo obtenían de la cal, el rojo del óxido de hierro, el azul del lapislázuli
        y el negro del carbón vegetal. A estos cuatro colores básicos les seguirían muy pronto
        el amarillo, el verde, los rosados, marrones, violetas e incluso grises. En cuanto a la eje­
        cución de sus pinturas, se conoce el proceso del preparado de las superficies que iban
        a ser pintadas: alisado, enlucido y preliminares técnicos para el tratamiento del fresco.
        Los colores se aplicaron (graphikós) sobre dibujos previamente silueteados, marcados o
        esbozados (skiagraphía) y seleccionados a partir de repertorios concretos («cartones» y
        «modelos»), siempre de gran rigor y perfecta estructura compositiva. En caso de rectifi­
        cación (ripensamento neldisegno, según L. Vlad Borrelli), el artista corregía líneas y colo­
        res cuanto creyese necesario. En algunas tumbas de Tarquinia (Tomba dei Leopardi, Tom­
        ba dei Giocolieri, Tomba della Caccia e della Pesca) son evidentes tales rectificaciones.


        Los ciclos pictóricos

           En la evolución pictórica etrusca pueden verse cuatro grandes ciclos que coinci­
        dieron con la marcha de  su propia civilización y en cuyo  desarrollo  cada vez eran
        más acusadas las influencias griegas.
           De acuerdo con M. Pallottino, los indicados ciclos corresponden a: 1) el de los maes­
        tros primitivos (siglo vi a.C.), con influencias de origen jonio, muy claras en algunas tum­
        bas tarquinienses; 2) el de los maestros del estilo severo (siglo v a.C.), creadores en buena
        parte de las series pictóricas de Tarquinia y de Chiusi; 3) el de las influencias clásicas (si­
        glo iv a.C.), es decir, el de la adaptación al gran arte ático, venido al parecer directamen­
        te desde Grecia, y 4) el ciclo del helenismo (siglos m al i a.C.), caracterizado por la acepta­
        ción de las nuevas experiencias artísticas helenísticas y romanas.
           Por otro lado, es difícil señalar qué influencia tuvo la pintura etrusca sobre la ro­
        mana, aunque debe suponerse que sería considerable por razones de analogía con lo
        ocurrido con la arquitectura y la escultura.
           Dado que la pintura más significativa es la aportada por las tumbas (se tienen tes­
        timonios pictóricos de unas  190), a ellas se va a dedicar el epígrafe que sigue. Debe
        recordarse que tumbas con ricas decoraciones murales, que han servido para recons­
        truir muchísimos aspectos de la vida cotidiana de aquellas gentes, han sido descubier­
        tas en numerosas localidades del ámbito etrusco, las cuales pueden seguirse a la vista
        del  Catálogo  de  E.  Poulsgaard  Markussen,  completado  con  abundante  bibliografía
        (Painted Tombs in Etruria. A  Catalogue, Roma,  1998).


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