Page 100 - Debate anti-utopico
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                  lógica tímida en lo ideológico y pragmática en la relación con otros par-
                  tidos que poseían reales opciones para llegar al gobierno.
                     En las elecciones presidenciales de 1997 intentó presentarse con una
                  transfiguración totalmente radical. No sólo cambió su candidato caudi-
                  llista a la presidencia, incorporando a Miguel Urioste en reemplazo de la
                  figura arzobispal, confesional y supuestamente incorruptible de Antonio
                 Araníbar, sino que todo su perfil político dejó atrás aquel credo ideoló-
                  gico que emanaba del marxismo, las interpretaciones de izquierda y el
                  purismo ético. A finales de los años noventa — después de su primera
                  experiencia en función de gobierno como parte de la coalición MNR-Mo-
                  vimiento Revolucionario Tupac Katari de Liberación (MRTKL)-Unidad
                  Cívica Solidaridad (UCS) — buscaba la promoción de nuevas imágenes,
                  echando mano del marketing político para convencer a la sociedad de
                  una propuesta que no tuvo solidez técnica.
                     La inscripción oficial de sus candidatos a la presidencia, vicepresi-
                  dencia, senaturías y diputaciones plurinominales, así como uninominales
                  presentó, de cualquier manera, importantes aportes. En 1997, fue el único
                  partido que logró cumplir con el cupo necesario de mujeres candidatas,
                  presentando también una apreciable participación de fichas jóvenes que
                  tuvieron su primera experiencia como postulantes a diputaciones.
                     La mayor parte de sus candidatos, entre ellos: Pastor Velásquez, Juan
                  del Granado, Ronald Méndez, Erwin Saucedo, José Urañavi, Fausto
                 Ardaya, Franz Barrios, Guido Chumiray, César Camargo, y el mismo
                  Miguel Urioste, se caracterizaron más por ser dirigentes denunciadores
                  y confrontadores, antes que líderes seductores con fuerte convocato-
                  ria regional o nacional. Sus candidatos no fueron de mayorías, aunque
                  esperaban doblar — según declaraciones de Araníbar — el 5,3 por ciento
                  alcanzado en las presidenciales de 1993. El MBL jamás logró alcanzar
                  ni el 6% de una elección presidencial y esta tendencia se reprodujo en
                  otros partidos similares sustentados en las clases medias urbanas. Las
                  propuestas de campaña y el discurso político estuvieron concentrados en
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