Page 32 - Debate anti-utopico
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                  mezcla entre ambiciones globales por convertirse en líder continental y
                  desalientos respecto a su futuro como izquierda radical. Las elecciones
                  presidenciales del 5 de octubre de 2014 dejaron una gran lección para
                 América Latina. En primer lugar, este país no pudo superar un problema
                  que emergió con notoriedad preocupante durante el mundial de fútbol
                  de junio 2014: la “exclusión social”, pues millones de ciudadanos, aún
                  a pesar de expresar su descontento por medio de protestas en las calles
                  que ansiaban a gritos el cambio estructural de su sistema democrático,
                  no lograron contrarrestar la lógica de élites del poder que predomina en
                  este país.
                     Las presidenciales mostraron que la izquierda representada por el PT
                  tiene una seria imposibilidad para combatir aquella orientación econó-
                  mica donde las fuerzas del mercado definen todo en la política brasileña
                  en función de la globalización. El PT protegió considerablemente los
                  intereses de las grandes transnacionales y los objetivos empresariales
                  de negocios millonarios: petróleo, seguridad pública, infraestructura
                  urbana, producción de maquinarias, industria farmacéutica, agricultura,
                  tecnología, el fútbol comercial y la banca internacional de inversiones
                  gigantescas. Brasil es el ejemplo más llamativo donde la apertura hacia el
                  mercado mundial agrandó demasiado las brechas entre una gran mayo-
                  ría de pobres y clases medias, versus otra pequeña minoría de personas
                  favorecidas por los grandes negocios. Este país no es el mejor ejemplo
                  de izquierda para mostrar una economía emergente con altas dosis de
                  desarrollo humano igualitario, ni tampoco para expresar un modelo de
                  protección sostenible del medio ambiente.
                     En segundo lugar, el PT en manos de Dilma Rousseff dejó de
                  constituir una fuerza de izquierda asentada en la convicción de utopías
                  socialistas porque la ideología murió cuando llegó el momento de mane-
                  jar el poder. En Brasil, las decisiones se mueven alrededor de la habilidad
                  para preservar la presión corporativa de los empresarios nacionales y trans-
                  nacionales que ven a la economía brasileña como el eje más importante de
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