Page 148 - El libro de San Cipriano : libro completo de verdadera magia, o sea, tesoro del hechicero
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aguas los pies desnudos, y luego, con éstos húmedos, todavía re-
       cogeréis tres flores de circe, diciendo al coger cada una: "Phebus
       geneoen te remedio amores internos." Volveos después a casa an-
       tes que el gallo vuelva a cantar y meteréis las tres flores en una
       redoma con media cucharada de buen vinagre blanco, y colocaréis,
       por espacio de trece noches, esa redoma en una ventana, a la in-
       fluencia de los astros y durante este tiempo haréis un ayuno "ex-
       tremadamente riguroso y os abstendréis de tomar licores fermen-
       tados u otros; el dia trece meteréis en la redoma tres cucharadas
       de miel cogida en otoño y añadiréis un vaso grande de agua de
       aquella que se halle cercana al sitio en donde cogisteis las flores,
       y todas las mañanas, en ayunas, tomaréis este filtro pronunciando
       con toda vuestra fuerza de voluntad las palabras mágicas antes
       citadas y luego procuraréis encontrar a la persona que amáis,  y
       sin mirarla ni tocarla, disputaréis con ella y cesaréis de amarla.
                           CONTRA FILTROS

            Cualquier persona que ame a otra por la influencia de algún
       filtro, que tome a dos manos la misma camisa que haya llevado
       durante sus amores; métase por la cabeza y la manga derecha y al
       punto se verá libre del maleficio.
                              CAPITULO     II

             Encantamientos producidos por la semilla del helécho
                             y sus propiedades

            Son en extremo maravillosos los encantos que se producen
       por medio de la simiente del helécho; como más adelante se verá;
        siempre que se observen, para cogerla, las prescripciones que es-
        tablecían los antiguos magos, y  particularmente San Cipriano.
            En la verbena de San Juan, al dar las primeras campanadas
        de las doce colocaréis una toalla o un paño de lino blanco, debajo
        de una mata de helécho que ya debéis de haber elegido de antema-
        no y bendecido en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
        Santo para que el demonio no pueda apoderarse de la planta.
            Realizadas estas operaciones que pudieran llamarse previas,
        trazaréis un círculo determinado alrededor del helécho, colocando
        dentro de él a las personas que acudan a esta ceremonia.
            Colocadas dentro de dicho círculo, las personas^ que preten-
        dan la simiente del helécho, deben decir la "Letanía" en voz alta
        para obhgar al diablo a que se retire, el cual es indudable que pre-
        tenderá asustar a los concurrentes para que no consigan su pro-
        pósito: pero al escuchar la letanía, que será precisamente la de
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