Page 6 - libro de los detalles plasticos en el arte romanico.Fernando Ezquerra Lapreta
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Por  detalles  plásticos  como  los  descritos,  la  interpretación  cultural  del  Arte
                  Románico no está terminada. Estas evidencias permiten que se continúe viendo como

                  una ciencia nueva en la que sus conjuntos iconográficos nos indican que las imágenes
                  se pueden volver a leer, una vez más, con ojos nuevos; pero, también, de recordar.


                         Es evidente que el Arte Románico nació en un momento histórico determinado.
                  Por eso, si el espectador actual puede reconstruir de forma correcta el sentido de su
                  mensaje  se  debe,  precisamente,  a  la  pervivencia  del  conocimiento  de  las  ideas  que

                  generaron  sus  imágenes.  Los  redactores  de  los  diferentes  programas  iconográficos
                                                                                                             5
                  habían recibido una correcta instrucción en la ciencia de Dios, en la Teología.

                         De hecho, estamos habituados a ver  los conjuntos iconográficos románicos y
                  sus mensajes con una mirada predeterminada desde la óptica actual de la fe, en el

                  seno  de  la  Iglesia  Católica.  Sin  embargo,  en  sus  diversas  piezas,  edificaciones  e
                  imágenes, los diferentes programadores expresaron las diferentes maneras de ver la fe

                  que  existieron  en  esa  época  histórica  en  la  que  se  produjo  el  llamado  renacimiento
                  cultural del siglo XII. En sus filas, hubo hombres y mujeres empeñados en la búsqueda

                  de  la  Sabiduría  Divina.  Por  eso,  en  este  libro,  se  quiere  reflexionar  sobre  el  valor
                  diferencial que ciertos detalles plásticos dan a una serie de conjuntos iconográficos que

                  catalogamos de especiales.

                         Aunque  es  cierto  que  algunas  de  las  iconografías  románicas  fueron  labradas
                  con una intención catequética o moral y hasta como una Biblia Pauperum, no se debe

                  olvidar que existen programas iconográficos que solo podían ser leídos por unos pocos
                  hombres o mujeres, aquellos que vivían recluidos en los claustros o que habían tenido

                  una gran preparación intelectual. En este principio nos basamos para hacer un breve
                  repaso sobre los detalles plásticos de una serie de piezas, imágenes y hasta edificios

                  románicos que se salen de los cánones de la interpretación tradicional.

                         Las  imágenes  de  estos  especiales  conjuntos  iconográficos  y  hasta  edificios

                  están ahí, esperándonos para ser contempladas con otros ojos. Sin embargo, todavía
                  hoy,  se  nos  escapan  detalles  y  significados  por  los  que  nos  volvemos  a  preguntar

                  acerca  de  su  interpretación  una  y  otra  vez.  Eran  programas  especiales,  únicos,
                  pensados para unos hombres con una alta instrucción cultural y, en algunos casos, con

                  grandes conocimientos de la filosofía y la teología de la época.

                         Los  monjes  y  canónigos  conocían  que  se  tenía  que  producir  una  adecuación
                  subjetiva entre la mirada del receptor con el pensamiento del creador de las imágenes
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