Page 7 - libro de los detalles plasticos en el arte romanico.Fernando Ezquerra Lapreta
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de estos programas tan singulares. Por eso, solo desde esta perspectiva y por poner
                  un último ejemplo en esta introducción, se puede interpretar el conjunto de los relieves

                  del  claustro  de  Silos  como  un  Tetramorfos  analógico.  Los  que  lo  contemplaban
                  conocían muy bien el significado pleno de todas esas imágenes. Por eso, el segundo

                  maestro  supo  que  tenía  que  reformular  los  temas  que  hacían  referencia  a  la
                  Encarnación, en definitiva, al símbolo del Viviente que representa San Mateo.

                         Es  una  realidad  que  la  iconografía  románica  intentó  expresar  la  vida  en  el

                  espíritu  a  través  de  diferentes  soportes  materiales.  Pero,  además,  lo  hizo  de  una
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                  manera  concreta.  No  solo  siguió  las  directrices  de  las  ideas  teológicas  de  los
                  determinados  movimientos  espirituales  acogidos  en  el  seno  de  la  Iglesia,  sino  que
                  también  dejó  muestras  de  su  experiencia  humana  y,  claro  está,  de  pensamientos

                  divergentes.

                         En  el  conjunto  de  estas  esculturas,  encontramos  manifestaciones  realistas,

                  fáciles  de  identificar  al  ojo  humano,  acerca  de  la  vida,  la  muerte  y  resurrección  de
                  Jesucristo,  temas  bíblicos  del  Antiguo  y  del  Nuevo  Testamento  o,  incluso,  del

                  nacimiento de la propia Iglesia: pero, no todo se acaba con estos temas. También, en
                  las piedras románicas, se atrevieron a expresar conceptos más difíciles de entender e

                  incluso de catalogar y analizar. En esas imágenes, hallamos temas como la iluminación
                  espiritual del creyente, la victoria sobre las potencias del mal o la manera de expresar

                  el retorno al Paraíso, por poner unos rápidos ejemplos.

                         Y todo esto se transmitió bien definido a través de los detalles plásticos que son
                  los registros artísticos en los que el teólogo redactor del programa dejó la forma y la

                  ideología de su pensamiento. En definitiva, el marco artístico en el que se  movió el
                  programador para dejar claras sus creencias en materia de fe. Y lo hizo aun sabiendo

                  que, en esas mismas imágenes, el maestro artesano dejaría constancia de su técnica y
                  hasta  de  su  escuela  artística  en  los  llamados  estilemas,  los  rasgos  formales  que  lo

                  definían como experto en una de las determinadas artes figurativas.

                         Por  todo  esto,  este  libro  nace  de  forma  consciente  bajo  una  forma

                  determinada: sencillo de leer y sin aparato crítico. De hecho, está escrito a la manera
                  de pequeñas reflexiones de carácter personal en torno a la importancia de comprender

                  el significado profundo de los detalles plásticos. Se trata de analizar de forma crítica
                  este asequible recurso artístico con el que los redactores teológicos de los diferentes

                  programas se valieron para dejar escrito su pensamiento  bajo la forma de figuras e
                  imágenes y hasta de edificios.
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