Page 80 - libro de los detalles plasticos en el arte romanico.Fernando Ezquerra Lapreta
P. 80
Pero, ¿por qué decapitar a la paloma, al símbolo del Espíritu Santo? Tenemos
algún indicio. A partir de 1215, en el IV Concilio de Letrán, se empezó a condenar el
pensamiento de Joaquín de Fiore y, en concreto, su concepción de la Trinidad. El
obispo de Burgos, don Mauricio, en 1218, al regresar del IV Concilio de Letrán,
excomulgó a toda la comunidad del monasterio de Santo Domingo de Silos porque
necesitaba una reforma.
Tal vez, aquí, esté la clave. Seguramente, los monjes de Silos estaban
esperando la llegada de la nueva iglesia espiritual en la que los monjes tendrían de
29
nuevo el poder y, claro está, los clérigos de la Iglesia de Roma y, al frente de ellos, sus
obispos, no estarían dispuestos a aceptar esta premisa eclesiástica.
Esta curiosidad iconográfica románica que acabamos de exponer permite
pensar en el románico con otros ojos. Pero, al llegar aquí, uno se asusta un poco
porque, de ser así, eso significaría que el viaje de las ideas (las que representan y
significa la imagen de la Trinidad Vertical en forma de Paternitas) pudo ser hacia el
oeste, hacia el occidente de Santiago. Y, entonces, las explicaciones del viaje de los
estilemas o rasgos formales de los maestros escultores, defendidas tradicionalmente
por la historiografía a partir del trabajo del llamado segundo maestro de Silos, no
encajan con esta explicación.
Si se mira el trabajo del posible teólogo redactor del programa de los dos
relieves atribuidos al llamado segundo maestro de Silos, la realidad de la estética
románica cambia de perspectiva. Ahora, al igual que en el caso del Segundo Maestro,
carecemos de cualquier documento que indique que este teólogo redactor fue el propio
Raniero da Ponza, el legado papal e inquisidor contra los cátaros, el seguidor y amigo
personal de Joaquín de Fiore, o alguno de su séquito como legado pontificio en las
tierras en las que se desarrolló esta imagen. Pero, que sepamos, tampoco nadie posee
otros documentos para defender lo contrario.
De ahí, la sorpresa que supone el misterio de la decapitación de la paloma
símbolo del Espíritu Santo, una acción realizada, entre otros sitios, nada más ni nada
menos que en el interior de Santo Domingo de Silos, en su mismísimo claustro. ¿Por
qué los monjes la decapitaron? ¿Por qué nadie se tomó la molestia de restaurarla?
¿Por qué acabó siendo maltratada la paloma, el símbolo del Espíritu Santo, en las cinco
únicas iconografías de la Trinidad Vertical en clave de Encarnación que existen en el
mundo?