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Por estos motivos SIIS  modelos de letras en oca'liones se alejan de las lucntes
                palcogr.Hic.,!>.  En  su  libro analiza muy sucintamente la letra rú:.tica, 1~ uncia(. la
                e~mturé:l cannlleresca y la  letra gótica. Además, pasa por alto por principio
                numeroso!> estilos· no cita la letra rústica del siglo pnmero, ni  la tlel  tipo de Be/lis,
                y la letra uncia! queda circunscrita a una sola época. cuando por lo  menos se pueden
                conl<n  cuatro tipos diferentes en el plazo de seis siglos. Asimismo 1)01o describe un
                estilo gótico, omitiendo la gótica de fractura y la de suma, la cursiva gótica y las
                basturda!> ...  Au<'m<Ís, pas<J  por alto la escritura de los maestros namencos de
                principios del siglo xvn, los maestros españoles e italianos y la  inglesa. Del mismo
                modo que )ohnston no l'ra un gran paleógrato, poJemos percatarnos de que
                Lamporo era tm calígral·o profesionaL Sus trabajos dan fe de ello y en ocasiones
                dan  la  impresión de que estamos ante trabajos de escritura,  más que de caligrafía.
                El  esrriua inglés dispone pues de un abanico  de alfabelo5  relativarncntc limitado,
                de mudo que poden1os observar el florecimiento de un estilo rnuy cararterístico que
                ~E' repite hasta la saciedad. poco creativo y sin ninguna frc:.cura. Los calígrafos
                CJUC  hacen  un uso libre y expresivo del pincel son esca~os y, si  bien las cn~eñan:z.as
                de John:.ton  lucron val iosa~ al  principio -no hay que olvidar que fonnó a eminentes
                caligrafos ale111anes y americanos-, nos vemos ante la obligación de reconocer que
                estas se han clegradaclo con el  paso del tiempo y han acabado siendo muy
                perjudiciales. Sus primeros alumnos interpretaron correctamente ta  instrucción,
                pero lo~ dt' la gene•acion actual adolecen de cierto anquilosauuento y tic una falta
                de sentido critico.  Han  interpretado maJ el legado, pensando que la caligrafía se
                limita al  trauajo del copista medieval y a la mera repetición inmutable de las formas.
                El  trabajo de algunos jóvenes calígrafos presagia una verdadera decadencia, ya que
                convit·rtcn ha:.ta el  texto más intrascendente de Johnston en una santa reliquia. en
                un objeto de devocion, y en ocasione& creen desentrañar conceptos que )ohnston
                nunca pretendió expresnr.
                   Por sucr1c. en Inglaterra e>.isten algunas personas de talento, dotadas de un
                espíritu ele  independencia y de libertad, como Nicolete Gray y Shcilu Watcrs.   EdwarJ  Johnston, lnglaL,., r.,,  19j8. Ct~lig-raria
                Espe1 nmos c..¡ue  los escribas ingleses adquieran el mismo sentido cle la curiosidad y   {'11  ne!~ro y rojo escrita al bambú r011  tini.J
                                                                                               china.
                que tengan en consideración la labor que se está haciendo en Alcmnnia, en  Estados
                Un1do'i y en otros países.



                El  entusiasmo americano
                No es tle extrañar que e u u u país tan grande como Estados U nidos surjan centros
                ut.llgráfico1) muy distantes entre sí. Además, la creación de estos centros (ubicados
                principalmente en Nueva York.. Rhode lsland y Portland) solo ha sido posible gracias
                a perl>onalidades de un marcado carácter. Las  primeras tentativas de llevar a cabo
                una reforma en el arte de la escritura se deben a figuras como Frederic Goudy
                 (1865-1945) y William A.  Dwiggins (188o-1956), ambos calígrafos y diseiiadores
                 de caracteres.
                   Ernst Detterrr, otra gnm figura, se expatrió a Londres en 1913 para seguir las
                 cla1)es  de )ohnston y poder ofrecer, de regreso a Estados Unidos, una  formación de
                 muy alto nivel.  Entre sus alumnos figuran James Hayes y Ray Daboll.  Detterer fue
                 nombrado conservador de la Newberry Library de Chicago en  1931  y paralelamente,
                 aprovechando los rondos caligráficos de esta biblioteca, fund6 lln grupo de estudio y
                 Je investigación.
                   )ohn  Howard  Bcnson (1901-1956), nacido en  Newport, donde trabajó toda  la vida,
                                                                                               William  A.  Dwiggins.  Estados U11idos. Título
                 fue  también uno de los pioneros fundamentales de este movimiento americano.
                                                                                               de capítulo caligrafiado c•n  un C'~lilo dP
                 Sus trabajos rcOejan una fuerte inOuencia del estilo  inglés. Su experiencia fructificó   cancilleresc:a  muy vivaz.





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