Page 68 - Libro de Compilacion 2019_Neat
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                  de  concretar  su  ejecución.  Se  cree  que  éste  fue  el  primer  Diálogo  escrito  por                  Platón, y se considera parte de los Diálogos socráticos                        En  este  sentido,  Vigo  (Ob.  cit),  señala  la  importancia  de  recalcar  en  la                  apología, en que Sócrates emprende su defensa dirigiéndose al jurado y a todos                  los atenienses, aseverando ignorar la impresión, que lo dicho por sus acusadores,                  haya dejado en lo presentes y pidió que le fuera consentido expresar que nada de                  lo dicho concordaba con la realidad, dejando en claro que no utilizaría palabras                  escudriñadas,  ni  sublimes  discursos  para  lograr  convencerlos  de  que  lo                  perdonaran, defendiendo ante todo la verdad y la justicia.                        En cuanto sucede la primera acusación que, Sócrates, se detiene a analizar                  es la del orador habilidoso, asegurando que, si para sus acusadores ser un orador                  que se ajusta a la verdad es ser un orador hábil, entonces él no tendría reparo en                  aceptar que era un orador pero nunca en el sentido en que sus propios delatores                  lo son.                        Una  vez  dejado  en  claro  la  forma  en  la  que  se  resguardaría,  Sócrates                  continuó  recordando  las  primeras  imputaciones  de  las  que  víctima,  acusaciones                  que montaron la mala fama que él tenía ante muchos de los asistentes, quienes                  habían  escuchado  aquellos  cuchicheos  cuando  eran  solo  unos  niños  o                  adolescentes, edades en las que el ser humano es más manejable.                        Así, Sócrates persistió catalogando a sus acusadores en los antiguos y los                  recientes,  y  pidió  que  se  le  permitiera  emprender  por  refutar  las  acusaciones                  hechas por los más antiguos, y fue así como abordó su defensa de la acusación                  que certificaba que él era capaz de cambiar el argumento más débil en uno muy                  fuerte,  y  dijo  no  saber  ni  poco  ni  nada  sobre  aquellos  asuntos  y  desafío  a  la                  audiencia a indagar sobre aquello de lo que él hablaba y mostrar resultados de                  sus investigaciones para así evidenciar que él estaba diciendo la verdad.                        Continuo  adelante  con  su  monólogo,  aseverando  que  él  no  era  como  los                  sofistas, que él no andaba vagando por las calles con el propósito de educar a las                  personas  ni  de  cobrar  por  comunicar  sus  conocimientos  y  que  si  bien,  hallaba                  hermoso que hubiera quien dedicara su vida a enseñar y cautivar a los pobladores                  de todas las ciudades por las que transitaban, pero él no era uno de ellos, el no                                                             68
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